Miércoles, 12 Marzo, 2025

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En León solo hay un Padre exorcista: Juan Rodríguez da su estremecedor testimonio

El Padre Juan Rodríguez Alba, exorcista en León, comparte su experiencia de liberar a personas poseídas por el mal en 20 años de servicio 
León

Ivonne Ortíz

En León solo hay un Padre exorcista: Juan Rodríguez da su estremecedor testimonio  En León solo hay un Padre exorcista: Juan Rodríguez da su estremecedor testimonio

Padre Juan Rodríguez Alba, exorcista de León. Foto: Ivonne Ortiz

León, Guanajuato.- Hace 10 años que el Padre Juan Rodríguez Alba hizo su último exorcismo. Un leonés vino de Estados Unidos para que acabaran con la fuerza demoniaca que lo poseía. Solo el párroco de San Pío X tiene este nombramiento para liberar a las personas del mal, al menos públicamente, en la ciudad. En sus 20 años de trayectoria como exorcista le ha sacado el diablo a seis personas en León. 

“Cuando la persona tiene posesión cambia la apariencia física de su rostro. No soporta las cosas sagradas, el agua, la sal bendita, crucifijos, habla otras lenguas, echa gritos, se azota, se contorsiona, tal vez no como la película (El Exorcista, 1973) que tuerce toda la cabeza verdad, pero sí dice maldiciones, te maltrata. Hace esas manifestaciones que entre tres o cuatro personas no lo pueden detener, porque tiene una fuerza sobrenatural”, cuenta el párroco de San Pío X y Vicario de la Arquidiócesis de León, Juan Rodríguez Alba. 

 
El Padre Juan Rodríguez Alba: 20 años como exorcista en León. Foto: Ivonne Ortiz 

¿Qué es un exorcismo?  

“Un exorcismo es un sacramental, una oración para que una persona que está dañada por una influencia sobrenatural maligna quede liberada”, responde el sacerdote. 

En entrevista, recuerda las escenas más fuertes que ha visto a la hora de liberar a leoneses del demonio. En los 20 años que lleva con el nombramiento como exorcista ha visto a seis víctimas ser poseídas en León. El género es indistinto, tanto hombres como mujeres, pero en algo sí coinciden, casi siempre se trata de adolescentes o jóvenes. 

“Es prácticamente a la par, igual hombres, igual mujeres. Yo creo que sobre todo el riesgo está en la etapa de la adolescencia, la juventud, cuando tienen la mentalidad más abierta o que les hace fala la formación espiritual”.

El párroco Juan Rodríguez Alba, recibió el nombramiento de la Arquidiócesis de León para realizar exorcismos públicamente entre el año 2002 y 2003. Los exorcismos públicos, como su nombre lo dice, son aquellos en los que interceden otros grupos religiosos, así como familiares y personas cercanas al o la poseída. Aunque asegura que desde su nombramiento, cualquier sacerdote puede realizar un exorcismo privado, los que se llevan a cabo en un Templo, en una casa o en un hospital, solo con la presencia de la persona afectada. 

 
Así es el proceso de un exorcismo según el Padre Juan Rodríguez Alba. Foto: Ivonne Ortiz 

Los daños ordinarios y extraordinarios del demonio

La posesión diabólica es el último grado que sufre una víctima tentada. Los daños causados por este poder maligno se pueden vivir de forma gradual, de menos a más. Están divididos en dos formas: ordinaria y extraordinaria. 

“Antes del exorcismo, que es cuando la persona tiene posesión, pero hay muchos otros daños sobrenaturales que no requieren exorcismo, requieren unas oraciones de liberación (…) el maligno nos afecta de doble manera: una ordinaria y una extraordinaria. La manera ordinaria es todos los días. Haciéndonos no vivir coherentemente nuestra fe, enfriando nuestra fe. Hay una acción extraordinaria que se llama por ejemplo, opresión, cuando el maligno nos afecta nuestros bienes. Tu patrimonio, tu negocio, tu bienestar material. De repente te está yendo bien en tu negocio y luego no se paran ni las moscas, pierdes proyectos que tenías, de trabajo, de tu vida afectiva, novios, matrimonio, todo eso. Hay otro daño que se llama vejación, cuando te daña físicamente, te enfermas y en todos los análisis (estudios médicos) no sale nada, o daños físicos, que te accidentas incluso en tu propia casa. El daño de obsesión es cuando una persona queda obsesionada con una idea fija, de que no la quieren, o la odian, que se quiere suicidar, o que tiene que comprar algo para ser feliz. El daño de infestación es cuando están dañadas las casas. Te apagan la luz, prenden la televisión, te suenan las puertas, no te dejan dormir por ruidos. La gente le llama fenómenos paranormales. Es una presencia de algún espíritu maligno que está por ahí”.

En los demonios también hay jerarquías. Quienes cometen estas posesiones extraordinarias muchas veces son entes menores, no son el gran jerarca que conocemos como Satanás, Lucifer o Belcebú. 

 
Los desafíos de ser exorcista en el mundo actual. Foto: Ivonne Ortiz 

Los síntomas de una persona poseída y cómo se realiza un exorcismo

La posesión demoniaca más grave es el exorcismo, aunque este se representa físicamente, tiene el riesgo de corromper el alma de las personas, acabando con su fe católica, explica el sacerdote Juan Rodríguez. 

Para darse cuenta de que una persona está siendo poseída basta con ver el cambio en su apariencia física, principalmente su rostro. Así mismo, no soportan agua sagrada, sal bendita, crucifijos, además de hablar en otros idiomas o lenguas. Se dan golpes constantes, tienen contorsiones, que es un movimiento brusco de los músculos, y también maldicen y se portan agresivos. 

En ocasiones los familiares de las personas poseídas llegan a confundir sus comportamientos con problemas neurológicos o psiquiátricos porque el demonio “se esconde”, pero es importante detectar estas actitudes. 

“Inmediatamente comienzan a cambiar su conducta y se empieza a manifestar cuando se le empieza a hacer el ritual del exorcismo, pero llega un momento en que no lo soporta porque con la oración tiene que manifestarse. Primero tenemos que descartar daños físicos, neurológicos en la persona, luego hacemos un interrogatorio con su familia y si uno se da cuenta que estuvo en espacios esotéricos y malignos, es una persona poseída”. 

Y es que según el Vicario de la Arquidiócesis, asistir a rituales esotéricos, practicar o solicitar brujería, “mal de ojo”, y estas prácticas relacionadas, podrían abrir las puertas al demonio. Enlistó también las orgías, crímenes crueles, películas de terror, canciones o conciertos satánicos, como un acercamiento al mal que vuelve más vulnerables a las víctimas. Aunque el demonio también ha poseído a religiosos con tal de debilitar su fe. 

 
Expiatorio de León. Foto: Especial 

Así fue el exorcismo que practicó en León hace 10 años

El último caso que trató en León fue hace 10 años, cuando la familia de un joven vino de Estados Unidos en busca de ayuda espiritual. 

“Relativamente los casos de posesión diabólica son pocos, aquí no ha pasado más de una media docena, en León, entre los 20 y 40 años. El más reciente fue hace unos 10 años, él empezó a hacer estas manifestaciones, pero ha ido poco a poco mejorando (…) tenía unos 25 años, empezó a contusionarse, a echar gritos, los ojos en blanco, y le hicieron todas las pruebas psíquicas, psicológicas y no tenía nada”, cuenta el sacerdote Juan Rodríguez en entrevista.  

El joven poseído continuó con su vida, pero no como cualquier otra persona, pues ya no pudo trabajar. Aunque se ha notado una mejora espiritual en él, como si tratara de un tratamiento médico, la alimentación espiritual sigue siendo parte de su rutina para liberarse completamente del mal, a pesar de que ya pasó una década. 

Hay casos que requieren únicamente de la oración y liberación del momento, mientras que a otras personas les lleva meses o años en sacar el demonio de sus vidas. 

“Hay unos que son breves, otros que tienen que llevar meses, otros, años. Normalmente es breve porque cuando la persona se libera debe empezar una vida de mucho orden moral, de santidad. No santurrón ni santucha, sino que viva coherentemente su fe. A veces el Señor (Jesucristo) no deja que salga la presencia maligna para que la gente vea que existe el mal, porque hay mucha gente que duda, incluso los mismos religiosos, presbíteros, dudan de esta presencia. La gente cree que no existe, que es una invención de la Iglesia católica para manipular o asustar, pero no es así”.

 
La experiencia del Padre Juan enfrentando el mal en León. Foto: Especial 

Su experiencia como exorcista

En su lucha contra el demonio, el Padre Juan ha sido golpeado y arañado por las personas poseídas. No niega el miedo que tuvo cuando empezó a exorcizar.

“Claro que da miedo, al principio da mucho miedo, pero es lo que le quiero decir a la gente: el maligno nos tiene miedo a nosotros, pero es tan astuto que quiere que le tengamos miedo, pero él nos tiene miedo cuando rezamos el Rosario, cuando comulgamos, leemos el Evangelio, cuando estamos pronunciando Salmos, o simplemente que pronunciemos el nombre de María constantemente”. 

Dos sacerdotes de Guanajuato pueden hacer exorcismos públicos

En Guanajuato, solo dos sacerdotes tienen el nombramiento para exorcizar públicamente: Juan Rodríguez Alba, Párroco de San Pío X, en León y el Presbítero Jesús Ortiz Ayala, Rector de la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato, en la ciudad capital. La diferencia al obtener esta función espiritual es que deben asistir a reuniones con otros exorcistas para intercambiar experiencias. 

Pero los exorcismos privados, es decir, en los que acompañan solamente a la víctima, sin la presencia de más grupos, los puede realizar cualquier sacerdote desde su nombramiento. 

 
Así es ser ser exorcista en la Arquidiócesis de León. Foto: Especial 

“En realidad todos los cristianos, invocando el sacerdocio bautismal pueden realizar exorcismos (…) no es el sacerdote el que expulsa, el que expulsa es Jesucristo, la Virgen, Los Ángeles, pero el sacerdote invoca a Jesucristo para que con su sangre preciosísima aquella persona quede liberada y que el maligno huya. Invoca a la Virgen María para que con su Inmaculada Concepción le aplaste la cabeza y lo haga huir, invoca a los Ángeles para que lo encadenen y lo expulsen de esa persona”.

En palabras del Padre Juan, el daño que actualmente ve en los leoneses y en el mundo, es la falta de fe, más que las posesiones demoniacas. 

“La recomendación a los fieles es que ahorita... el daño más grave que nos hace el maligno no es a través de la posesión diabólica, el daño más grande que nos está haciendo es que nos alejemos de la fe. Que estemos viviendo no solo sin Dios, sino rebelados contra la ley de Dios. Una vida total de desorden moral, es el camino al que nos está llevando, le conviene que no nos salvemos”, finaliza en la entrevista.

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