Día del Ferrocarrilero: así es la tradición de uno de los trabajos más antiguos en Guanajuato
Guanajuato, México.- José Luis Medina García ingreso al ferrocarril un 8 de junio de 1952 como garrotero, recuerda que su abuelo materno Donaciano García Barrera fue garrotero de camino, "desde niño me platicaba con mucho orgullo y satisfacción de su trabajo, desde niño soñaba y mi ilusión era hacer garrotero de camino con mi abuelo, mi máximo ahora sí que yo siempre admiré a mi abuelo y el cariño que le tenía su trabajo".
José Luis tenía 14 años cuando iba en segundo de secundaria edad en la que se enamoró y tomo la decisión de casarse para poder mantener a su esposa tenía que trabajar, su mamá se oponía a que dejara los estudios, " quiero trabajar como mi abuelo Chano garrotero de camino".
Otra de las razones por las cuales se oponía su mamá a que trabajará en el ferrocarril era que su abuelo había perdido un brazo trabajando como garrotero, a pesar de la negativa de su mamá José Luis fue llamador, garrotero de patio. En una ocasión le toco salir en un tren con su abuelo siendo los dos garroteros sueño que desde pequeño había tenido y pudo cumplir.
A petición de su abuelo continúo preparándose para ascender en el ferrocarril y convertirse en conductor de trenes, los últimos 10 años que paso trabajando en el ferrocarril lo realizo como instructor de transportes capacitando a los de nuevo ingreso a esa área.
"Mi sueño era jubilarme al cumplir 50 años, me retire de Ferrocarrilero un 23 de junio de 1997 trabajando 45 años y 15 días".
En una ocasión tuvo que auxiliar a una señora que estaba a punto de tener un bebé:
"Subió una señora en un lugar que se llama La rancherita, sin conocer que el esposo de la señora era un reparador de vía, me pidió que le permitiera pasar al exprés porque iba a tener a su bebé, qué mejor se pasará al cabus lugar donde nació una niña, de la cual me convertí en su padrino".
José Luis recuerda con entusiasmo y nostalgia los años que paso trabajando en las máquinas de vapor sueño que tenía desde pequeño el cual cumplió.
La historia del día del ferrocarrilero
Un reloj reglamentario, una lámpara y un libro que compila la historia del surgimiento y desarrollo de las locomotoras, están entre los recuerdos que don 'Poncho' atesoró durante su más de medio siglo como ferrocarrilero.
Aprendió música a temprana edad, luego trabajó la agricultura para después desempeñarse como repartidor de refrescos en la ciudad zapatera, hasta que aun en la adolescencia, en septiembre 1969, Alfonso Avilés León recibió la oportunidad de integrarse a la fuerza operativa de Ferrocarriles Nacionales de México.
Comenzó dando mantenimiento a las locomotoras y furgones en el Departamento de Fuerza Motriz y Equipo de Arrastre en el municipio de Irapuato. Se levantaba a las 4:00 de la mañana para llegar a la central camioneta de Silao y de ahí trasladarse a la ciudad fresera
"Entré de 17 años a trabajar en Ferrocarriles Nacionales, porque mi padre -que en paz descansé- fue empleado también, y se le daba preferencia los familiares de poder 'acomodar' a trabajar a alguien. Sentí mucho gusto porque andaba batallando que no encontraba dónde acomodarme (laborar)...cuando mi padre me dijo que ya habían avisado del Sindicato que me presentara con mi documentación para agilizar los trámites".
En su primer día de labores entró al patio de maniobras en el que había al menos una veintena de majestuosas locomotoras, de las que limpiaba motores. Su esfuerzo le permitió ascender hasta llegar a manejar una locomotora, labor que le fue enseñada por sus compañeros.
Aunque su oficio no le resultó difícil, hubo momentos en su vida en las que la experiencia le permitió salvar vidas.
Una de ellas se dio en Silao cuando, a causa de las lluvias, la vía perdió una parte del terraplén. Como vecino de la zona -y empleado férreo fuera de servicio- acudió para confirmar los rumores, pero ya iba cargado con luces rojas de bengala que utilizó para alertar al tren que transportaba metal.
"Corrí un kilómetro de distancia, ese tren venía de Irapuato con rumbo a Aguascalientes, y esa fecha me quedó muy marcada porque evité que se descarrilara ese tren... al pasar la locomotora se iban a doblar los rieles".
Como ésta, tuvo muchas experiencias, hasta que en 1995 que, por decreto presidencial, se privatizó Ferrocarriles Nacionales de México (FNM) y se ofrecieron retiros voluntarios. Perduró ya con Ferromex al frente de los trenes y, cumplidos 26 años de servicio, recibió su carta de jubilación y hoy está pensionado.
Los salarios permitían a los ferrocarrileros llevar una vida cómoda, e inclusive acceder a una vivienda que inicialmente le fue prestada por la compañía ferroviaria en la hoy denominada como colonia Campamento del Ferrocarril o 'colonia Ferrocarrilera', a un costado de la entonces Estación del Tren Silao.
A diario escucha el silbido de las locomotoras, pero por su estado de salud ya le resultan incómodas, aunque no niega que le llegan gratos recuerdos.
Hoy con 72 años de edad y ante la posibilidad de que vuelvan a circular los trenes de pasajeros, volvería a tomar uno por el simple gozo de disfrutar del movimiento y de pagar una económica cuota, como lo hizo alguna vez de la tierra de Cristo Rey a Ciudad Juárez.
Este 7 de noviembre se conmemora la muerte de Jesús García Corona, a 'El Héroe de Nacozari', un reconocido maquinista nacido en Hermosillo, Sonora que es recordado por sacrificar su vida para salvar al pueblo de Nacozari de un trágico accidente.
Erróneamente se acomodaron los valores cargados con dinamita, al inicio del tren que perdió presión de vapor. Las chispas de la máquina alcanzaron las cajas de dinamita y provocaron un incendio, pero, en su intento de salvar al pueblo, el maquinista murió en medio de la explosión en 1907.
De ahí que, en su memoria, el gobierno mexicano estableció el 7 de noviembre como Día del Ferrocarrilero.
**Lourdes Juárez y Karla Silva