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Juan dejó su hogar y a su familia en Pénjamo para migrar a Estados Unidos; el campo ya no le daba sustento

El aumento de costos agrícolas impulsa la migración en Pénjamo, Guanajuato, afectando a los campesinos y sus familias, como el caso de Juan 
Municipios

Manuel Arriaga

Juan dejó su hogar y a su familia en Pénjamo para migrar a Estados Unidos; el campo ya no le daba sustento Juan dejó su hogar y a su familia en Pénjamo para migrar a Estados Unidos; el campo ya no le daba sustento

Campo en Pénjamo. Foto: Manuel Arriaga

Pénjamo, Guanajuato.- Con un aumento de más del 200 por ciento, en algunos insumos agrícolas, cada vez es más difícil vivir del campo, así lo señaló el productor Juan Rodríguez, quien comenzó a emigrar a los Estados Unidos porque su fuente de sustento, no garantizaba la manutención de su propia familia.

Juan Rodríguez, originario de la cabecera municipal de Pénjamo, es uno de los penjamenses que cambio su estilo de vida en los últimos tres años. Paso se vivir de lo que el campo local producía, a convertirse en un inmigrante más trabajando en los Estados Unidos, la decisión la tomó al considerar que actualmente el campo no es rentable, lo que imposibilita a decenas de productores locales a generar los ingresos que permitan darle una vida digna a su familia.

Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), el precio de los fertilizantes ha aumentado en promedio un 30% en los últimos tres años, mientras que el precio de los agroquímicos ha aumentado en promedio un 10% en el mismo periodo.

Por ejemplo, el precio de la UREA, un fertilizante común utilizado en la agricultura, aumentó de $9,800 pesos por tonelada en septiembre de 2020 a $20,000 pesos por tonelada en su pico más alto en junio de 2022, lo que representa un aumento del 205%.

Ante este panorama, donde los precios de los insumos agrícolas están fuera del alcance del campesino común, ese que vive al día y que sus tierras solo producían lo necesario para la manutención de sus familias, decenas de penjamenses están dejando la agricultura y buscan algunas otras fuentes de empleo. Pese a los retos que implica viajar a otro país, mejor de la familia y de los seres queridos, hoy, la migración sigue siendo una esperanza para tener una vida digna.

 
Cada vez es más difícil vivir del campo. Foto: Archivo 

Así lo confirmó Juan Rodríguez, quien cumplió ya su primer año como inmigrante, actualmente trabaja en el campo bajo contrato en los Estados Unidos.

“Me fui porque tenía muchas deudas, cada vez que sembraba tenía que pedir prestado dinero, luego se venía la época de vender y nos compraban muy barato, yo estaba perdiendo de 35 a ,50 mil pesos cada año, así fueron creciendo las deudas que me dejó el campo”, señaló.

Dijo que hoy, gracias a la migración, ha encontrado una forma estable de vida, donde espera pronto poder saldar sus deudas, hacerle algunos arreglos a su casa y regresarse a vivir con su familia.

“Siempre es difícil estar lejos de la esposa y los hijos, pero yo les hice una promesa, trabajar lo que más pudiera en 5 años y regresarme a mi casa, no quiero vivir allá (en Estados Unidos) toda la vida”, concluyó.

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