AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles)
El próximo lunes 21 de marzo, los mexicanos tendremos muchos motivos de festejo: estaremos recibiendo la primavera, conmemoraremos el natalicio del Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez García y desde luego, festejaremos con bombo y platillo la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Hay mentes conservadoras que juzgarán que la primavera se adelantó de fecha, que Juárez era un mataindios y que el aeropuerto militar no está listo.
Los de mente progresista podrán argumentar que el cambio climático es una quimera, que Don Benito Juárez fue un prócer de la nación y que el aeropuerto de Tizayuca está más listo que un calcetín. En medio, entre una postura y la otra, habrá los que tengan dudas. Yo sé que a la 4T no le gusta que duden de sus capacidades ni que se ponga en entredicho sus acciones, faltaba más. Pero, aunque parezca una postura muy conservadora, ¿qué hay de malo en preguntar y en buscar evidencias de que la situación es tan promisoria como ellos declaran?
No hay por qué ponerse nerviosos ni empezar a rasgarse las vestiduras. Tampoco será la primera ocasión en que algún presidente se empeñe en sacarse la foto cortando el listón inicial con toda pompa y boato y dejar para después eso de terminar lo que ya quedó inaugurado. Al son de “tú arráncate y luego se acomodan los melones”, muchos mandatarios han participado en ceremonias en las que se arma toda una escenografía que aparenta que ya está listo y en su lugar, aunque si alguien estornudara, se vendría abajo el teatrito.
Lo importante en estos casos es que el señor presidente se saque la foto del recuerdo y que cuente con un registro que forme parte de los anales de la Historia de México, para que cuando los niños aprendan de los libros de texto, no dejen de conocer que fue Andrés Manuel López Obrador quien inauguró el AIFA ya que además de la bonita placa, estarán las imágenes que den cuenta del evento.
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No es que uno trate de ser aguafiestas ni mucho menos. Todo lo contrario. ¿a quién le gustaría ser tachada como una mente conservadora que lo único que alcanza a ver son los prietitos en el arroz en vez de valorar todos los esfuerzos hechos para llegar a la fecha y cumplirle el gusto al señor presidente? Nadie quiere ser tachado de mezquino. Lo cierto es que el aeropuerto de la Ciudad de México está rebasado y se necesita una alternativa que lo auxilie. Lo malo es que no estoy segura de que el AIFA vaya a ser la solución tan esperada.
Definitivamente, no es que uno no le tenga fe a la capacidad de ejecución estratégica de los militares; ni que uno dude del compromiso para terminar a tiempo, pero no se trata solamente de la obra del aeropuerto en Tizayuca sino de la infraestructura necesaria para llegar. Hoy, la gente que quiere viajar de Pachuca a la Ciudad de México ha visto como su tiempo de recorrido se ha ido alargando por la cantidad de obras inconclusas que hay en las inmediaciones del AIFA. Antes, podían llegar del centro de la capital del estado de Hidalgo a las inmediaciones de la Villa en cuarenta y cinco minutos, ahora hay gente que se tarda hasta tres horas en el mismo recorrido.
El tráfico que se ha generado en esa zona es infernal. Los vecinos del municipio de Tecamac lo padecen todos los días. Hay testimonios que narran las dificultades para llegar desde el centro de la Ciudad de México al AIFA. Así que, si alguien tiene un vuelo de salida, tendrá que anticipar que habrá problemas para abordar el avión. Será difícil y caro llegar al nuevo aeropuerto. Son hechos no opiniones. Son datos comprobables. En fin, veremos.
Veremos a López Obrador inaugurando la obra y regresando a Palacio Nacional; veremos a las compañías de aviación ofertando vuelos desde el AIFA; veremos pasajeros que abordarán sus aviones a destinos —hoy muy limitados— y entonces, podremos evaluar. Pero, de que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles se inaugura, se inaugura. Se dijo y así se hará.