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Braille, lenguaje incluyente

Opinión

Enrique R. Soriano Valencia

El pasado 4 de enero se conmemoraron 212 años del nacimiento de Louis Braille, quien desarrolló el sistema de lecto-escritura para disminuidos visuales. Su implementación inició en Francia y actualmente es el sistema más difundido para la inclusión de este importante sector de la población. Sin embargo, el proceso aún no finaliza. Por ejemplificar, la Organización Internacional de Normalización, ISO, tiene designado un comité sobre la materia para la elaboración de un código de Braille de ocho puntos (actualmente, es de seis) y faltan millones de rótulos en puntos clave (desde nombres de calles hasta en empaques de productos en tiendas de autoservicio) para facilitar el desenvolvimiento sin obstáculos de quienes padecen problemas visuales.

El sistema de lecto-escritura braille fue desarrollado por Louis Braille, quien quedó sin visión desde la infancia a causa de un accidente en el taller de talabartería de su padre.

No fue el primero en proponer un sistema mediante protuberancias, pero sí quien lo simplificó al usar solo seis posiciones para representar el alfabeto y el cambio a números. El antecedente fue un sistema de mensajería de órdenes que se utilizó en las trincheras de la Primera Guerra Mundial para que los soldados recibieran las órdenes sin que el enemigo se enterara.

El sistema es posicional. Braille consideró seis ubicaciones en un cuadrado, tres por costado en posición alta, media o baja. Cada recuadro representa una letra y tanto la posición como la combinación de protuberancias indican de la que se trata. La lectura se hace de izquierda a derecha. Sin embargo, la escritura ofrece una mayor dificultad: debe registrarse todo al revés (como si fuera un espejo). Es decir, para resaltar con un punzón, se voltea el cartoncillo que hace de hoja para, mediante una reglilla que aprisiona el cartón, escribir la última palabra de una oración hasta la primera; cada vocablo, igual, letra por letra y en posición a la inversa de puntos. De esta manera, cuando se da vuelta a la hoja, se tiene el texto en forma coherente, tanto la sintaxis, como los vocablos y las letras.

El braille, aunque muy extendido en el mundo, no ha alcanzado la universalidad. En los países en que los alfabetos son ideográficos enfrentan la problemática de aplicación, como en el chino. En el caso de los países árabes, la lectura en su alfabeto tiene sentido diferente. El braille en una buena cantidad de países con esa lengua se adaptó con la lectura occidental (izquierda a derecha), pero hay una gran resistencia en muchos de esos países.

También hay trabajos internacionales para su adaptación a los códigos científicos: matemáticas, química y física. Sin embargo, donde mayores dificultades ofrece es en el código musical. Justo este es uno de los motivos por lo que se pretende ampliar de seis protuberancias a ocho.

En tecnología, casi desde el inicio de la computadora personal (PC), se cuenta con plantillas que refieren los textos y signos de pantalla. Sin embargo, falta esperar la aplicación con inteligencia. 


 

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