Sábado, 11 Enero, 2025

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El espíritu del constituyente

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

La Constitución Política Mexicana es la carta magna que contiene la norma fundamental para regir jurídicamente na México. Es decir, ahí se establecen los derechos y obligaciones de los mexicanos, se fijan los límites, se detallan las relaciones entre los poderes de la federación y los distintos ordenes de gobierno. La constitución vigente tiene más de cien años. Desde chica aprendí que la Constitución de 1917 es una aportación de México a la tradición jurídica y al constitucionalismo universal. Esto es así, dado que fue la primera Constitución de la Historia que incluyó derechos sociales que se ​expresan en los artículos tres —derecho a la educación—, veintisiete —propiedad—y ciento veintitrés—trabajo—, lo cual significó un punto de vista novedoso en aquellos tiempos y fue producto de las demandas de las clases populares que protagonizaron la Revolución Mexicana.

El espíritu del constituyente del ´17 sigue los lineamientos clásicos de las doctrinas políticas al contar con una parte dogmática, que abarca los primeros treinta y nueve artículos y establece derechos y obligaciones, y una parte orgánica, contenida en los noventa y ocho artículos restantes y que define la organización de los poderes públicos. Pero, no podemos olvidar que aunque en su momento fue un documento novedoso, tuvo como base la Constitución de Apatzingán que fue redactada en 1814. Es decir, el espíritu del constituyente de aquellos años vivía en un mundo totalmente diferente al que conocemos hoy.

No obstante, mucho del pensamiento que prevalecía en aquellos años, los anhelos que tuvieron aquellas personas y que quisieron heredarnos, sique vigente. Por ejemplo, la crítica que los Hermanos Flores Magón hicieron sobre la corrupción sigue siendo vigente; el deseo democrático por encima del autoritarismo es válido hasta nuestros días, la voluntad de que exista independencia y equilibrio entre los poderes de la unión fue una buena idea.

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Pero, en el ejercicio de la cotidianidad, hemos vilipendiado mucho nuestra Carta Magna. Unas, porque en afán de actualizarla, se le han hecho tantas modificaciones que de repente podríamos pensar que, en vez de mejorarla, la han afeado. Muchas de estas actualizaciones han buscado agradar las preferencias presidenciales, según cada sexenio; por años hemos visto que las cámaras de diputados y senadores se han subordinado al poder ejecutivo, han sido pocas las voces que se elevan en contra de la voluntad del presidente en favor del pueblo de México y el Poder Judicial ha sido una especie de brazo débil que no ha hecho realidad esto de que la justicia debe ser ciega y expedita.

Claro que la Constitución y las leyes que de ella emanan son diseño del poder legislativo. Al presidente le toca ejecutar y a los jueces aplicar. Si echamos la vista atrás y recorremos los años desde el ´17 a la fecha, la revisión no trae resultados muy alegres. ¿Qué cuentas le daríamos al espíritu del constituyente de aquellos años si nos preguntarán qué hicimos con su herencia? Con justeza, podríamos responder que a todos los niños de la nación se les enseña a sentirse orgullosos del legado que surgió de su esfuerzo, que todos sabemos que sus ideas fueron una aportación de México para el mundo y yo creo que se sentirían muy satisfechos.

No obstante, si alguno quisiera profundizar y preguntara por lo que realmente hicimos con sus pensamientos y sus anhelos, tal vez no se sintieran tan contentos. En México, el espectro de la corrupción sigue vivito y coleando, nuestras cárceles están llenas de gente pobre e ignorante que no tiene una defensa que los saque de ahí y los verdaderos delincuentes viven en la impunidad que es otro flagelo que nos sigue doblando como Nación. En términos educativos, tampoco hay muchos avances, la educación está sofocada por intereses políticos, por desinterés y malas prácticas. Trabajo hay muy poco, más que empleos dignos en México hay subempleo y derecho a la propiedad como forma de activar la economía, mejor ni hablamos: el campo está muy abandonado. Sigue así.

Conmemorar un año más de la Constitución del ´17 me ha llevado a recordar que el sentimiento noble de aquellos personajes que se sentaron a imaginar un México mejor debiera ser el espíritu constituyente que nos dejara un país como el que se merece cualquier persona decente. Eso es lo que deberíamos cosechar y no los frutos tan escasos y amargos con los que nos hemos tenido que conformar.

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