Viernes, 10 Enero, 2025

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Herramientas diplomáticas

Opinión

Cecilia Durán Mena

Hoy, es día de debate. Es el momento de sentarnos en torno al televisor para ver y escuchar a las personas que aspiran a ocupar la silla presidencial los próximos seis años. No obstante, la gravedad de los acontecimientos sucedidos en la Embajada de México en Ecuador jala la atención e indigna a mexicanos —más allá de nuestras filias y fobias políticas— y a la comunidad internacional en su conjunto.

Dicho esto, podemos reconocer que el tema que excede el extrarradio de nuestras fronteras no ha sido el fuerte de la 4T. Al presidente López Obrador no le gusta salir del país, ha ido a giras a otras naciones en pocas ocasiones, no es muy viajador y siempre ha delegado en sus cancilleres las tareas que tienen que ver con las relaciones internacionales. No se entiende muy bien la estrategia diplomática de la presente administración.

De pronto, AMLO maltrata a nuestros socios comerciales, le da ayudas a naciones que se afilian a su forma de pensar, hace favores a personajes que le resultan simpáticos y no se ve con claridad cuáles son los objetivos que se persiguen con ciertas decisiones o declaraciones. En la evaluación general, México no sale muy beneficiado. Creo que el conflicto diplomático con Ecuador nace en un punto de intención oscura.

A pesar de que no se entiende la táctica ejecutada en la relación con el Ecuador, menos se comprenden las acciones del gobierno ecuatoriano. La irrupción de la policía en la sede diplomática contraviene claramente los tratados internacionales, en especial con el Tratado de Viena, que rige las relaciones y las inmunidades diplomáticas entre los países. La diplomacia es el universo en el que se practica el arte de construir y mantener relaciones y de llevar a cabo negociaciones con personas utilizando el tacto y el respeto mutuo. Es un mundo de palabras delicadas y acciones cuidadosas. Lo sucedido en Ecuador me hace pensar en un chivo rabioso entrando a una cristalería.

Este hecho ha desencadenado una crisis diplomática. La decisión de México de romper con Ecuador marca un hito en las relaciones diplomáticas de la región, subrayando la gravedad del asalto a las instalaciones de la embajada. Fue un acto que contraviene todas las formas de la diplomacia de países civilizados en el concierto mundial. La comunidad internacional y varios organismos de derechos humanos han manifestado su preocupación por la forma en que se llevó a cabo el operativo que buscaba la detención el expresidente Glas.

El Ecuador se extralimitó y sus acciones pueden establecer un peligroso precedente en el trato a instalaciones diplomáticas. ¿Quién ahora se sentirá seguro en una embajada en ese país? El gobierno ecuatoriano se trata de justificar, no puede. Dice que el operativo buscaba capturar al exvicepresidente Jorge Glas, condenado por la justicia ecuatoriana por corrupción. El hombre se encontraba refugiado en la embajada mexicana desde diciembre.

Este acontecimiento no tiene precedentes. Evidentemente, el hecho ha sido fuertemente criticado dentro y fuera de Ecuador. A pesar de lo evidente, el gobierno del presidente Daniel Noboa justifica estas acciones asegurando que es en defensa de la soberanía nacional y para evitar intervención extranjera en los asuntos internos de su país. Entonces, para defender su soberanía se atreve a violar la de un país amigo. Parece como si Noboa no conociera las herramientas diplomáticas.

 Roberto Canseco, jefe de la misión consular mexicana en Ecuador, se hallaba en la embajada cuando policías ecuatorianos fuertemente armados intentaban trepar las paredes del recinto. Dijo que le golpearon la cabeza contra el suelo cuando trató de impedir la entrada de agentes a la embajada. Acciones que por su grado de agresividad dejan a la diplomacia ecuatoriana por los suelos.

Canseco manifestó: “Estoy muy preocupado porque puedan matarlo (a Jorge Glas). No hay ningún fundamento para hacer esto. Estábamos por salir y de repente nos encontramos con policías, con ladrones que entraron en la noche en la embajada”. Este incidente debió de haberse evitado, pudo haberse dirimido con herramientas diplomáticas. Se salió de control. Las declaraciones del presidente de México no fueron acertadas, los hechos del gobierno ecuatoriano son intolerables, son condenables. ¿Quién querrá ir a Ecuador ahora?

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