Martes, 11 Febrero, 2025

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Justicia para Mateo

Opinión

Juana Adriana Rocha

El caso del pequeño conmocionó a la opinión pública a nivel nacional y evidenció fallas protocolarias injustificables

Los verdaderos monstruos pasan desapercibidos y acechan a la vuelta de la esquina. Mateo Santiago cayó en manos de uno de ellos.

El rostro del niño de 12 años no será olvidado. Durante tres días la imagen circuló en redes sociales, en volantes compartidos de mano en mano, en carteles pegados en las calles de León. Su familia y ciudadanos solidarios emprendieron la búsqueda, tarea que correspondía a las autoridades.

Desde la tarde del viernes, sus fotos se publican acompañadas de la frase “los niños no se tocan” y el hashtag #JusticiaParaMateo. Su cuerpo fue encontrado en un baldío en los límites con el estado de Jalisco.

Al poco tiempo del hallazgo la gobernadora Libia Dennise García publicó en la plataforma X sus condolencias y anunció la detención del sospechoso.

Este no es el desenlace ni el cierre de un caso que conmocionó a la sociedad. Es una desafortunada oportunidad para hablar sobre la vulnerabilidad que acecha a los menores en nuestro estado, sobre el tratamiento que autoridades y prensa dieron a la información, sobre el hartazgo de los ciudadanos ante la inseguridad.

Protocolos fallidos

Es importante resaltar el momento en que la gobernadora informó sobre la aprehensión de Christian N, médico señalado como responsable de asesinar a Mateo: 17:17.

A las 17:30, la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez, compartió en Facebook sus condolencias.

Por su parte, la Fiscalía General del Estado publicó en X un comunicado a las 16:34. Sin embargo, a las 18:25 la familia del niño aún no había recibido una notificación oficial por parte de la FGE. Así lo dio a conocer la ‘Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato’.

María Teresa, madre de Mateo, supo la terrible verdad no en voz de las autoridades, sino por publicaciones de medios de comunicación, enterados antes que ella. María Teresa desmintió las noticias que circulaban en Facebook, no en medio de la negación propia del duelo, sino porque nadie la puso al tanto de inmediato.

No sólo se incumplió el ‘Protocolo homologado de investigación para los delitos de desaparición forzada y desaparición cometida por particulares’. Más allá del aspecto protocolario, se incurrió en una falta inconcebible de empatía y consideraciones con los familiares.

Es incómodo y doloroso ponerse en el lugar de una madre que ha lidiado con la incertidumbre de un niño desaparecido, con la búsqueda incansable, con pistas falsas, con la falta de respuestas. Y entre el torbellino de emociones, descubrir por vías que no fueron las correctas que Mateo había sido víctima de abuso sexual y asesinato.

¿Qué sucedió? ¿Un error? ¿Ganó la prisa por dar la nota? ¿Ganó la urgencia de presumir resultados? En una era de nuevos comienzos para Guanajuato, surgen convenientemente (por desgracia) nuevos casos mediáticos que se espera fortalezcan la confianza de la población en la autoridad. Pero errores como este hacen tambalear dicha credibilidad y vulneran a las víctimas y sus familias a niveles intolerables.

Reflexiones necesarias

El manejo desprolijo del caso comenzó con el retraso en la publicación de la Alerta Amber, difundida en las redes oficiales dos días después de que Mateo fue visto por última vez.

Actualmente, hay más de 80 fichas activas en la entidad. Sería lamentable que las inconsistencias persistan y obstaculicen la localización de los menores.

La ‘Plataforma por la Paz y la Justicia’ enfatiza en la necesidad de búsquedas que contemplen el contexto de cada caso.

Otra vez, hablemos más allá de lo protocolario. La cifra de niñas, niños y adolescentes desaparecidos es escandalosa. Nadie simplemente desaparece, nadie se esfuma así como así. Aterra pensar qué hay detrás de la ausencia de tantos pequeños y corresponde a las autoridades averiguarlo.

El fenómeno de las desapariciones se ha normalizado, no por insensibilidad, sino por su frecuencia. Todos los días, ‘scrolleando’ en redes sociales, encontramos una nueva ficha, un nuevo rostro que familiares desesperados nos suplican memorizar, difundir, con la esperanza de volver a ver a su ser querido.

Presionar la opción ‘compartir’, no libra nuestra conciencia de la impotencia, la indignación y la rabia. Tristemente, es lo único que desde una pantalla podemos hacer como civiles. Fuera de esa pantalla, nos toca exigir acciones a las autoridades.

La historia de Mateo unió a la ciudadanía y obligó a la reflexión. Evidenció también los peligros a los que los niños están expuestos y vulnerables, los monstruos que los amenazan, lo poco que se hace para acabar con ellos.

LO SUPERFLUO: El hombre responsable por el crimen de Mateo ya está bajo custodia de las autoridades.

LO PROFUNDO: Su captura no es el final de esta tragedia, ni garantiza justicia. La sociedad estará pendiente.

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