La eterna búsqueda
Madres buscadoras se sintieron criminalizadas al ser utilizadas como señuelo en la tragedia de Tlajomulco, Jalisco. La criminalización se agrega a las penurias habituales que ya enfrentan.
Palas y picos son sus únicas armas. Con ellas luchan todos los días contra la incertidumbre. La realidad de las madres, hijas, hermanas buscadoras, es difícil de comprender para quienes no han experimentado una angustia o dolor semejantes. No es ciega la fe que las mueve, saben que es muy probable que sólo recuperen los restos de sus seres queridos; una certeza es todo lo que persiguen.
En los últimos 11 años la cifra de desaparecidos en nuestro estado suma alrededor de 3 mil 600. Cada vez más familias se unen a los colectivos de búsqueda. Un trabajo que idealmente deberían hacer las autoridades recae en cientos de personas que transformaron sus vidas para realizarlo.
¿Suficiente apoyo?
El 11 de julio seis personas murieron y 12 más resultaron heridas en un ataque con explosivos, en Tlajomulco, Jalisco. Tres de las víctimas trabajaban para la Fiscalía de dicho estado, una más era policía municipal; habían acudido al lugar de la tragedia por una denuncia ciudadana, la llamada de una presunta madre buscadora que alertaba sobre una fosa clandestina.
El gobernador Enrique Alfaro aclaró el pasado viernes que las autoridades no dejarían de auxiliar a los familiares de desaparecidos, como se interpretó en un primer momento, sino que no atenderían a ningún llamado anónimo relacionado con actividades de búsqueda.
El lamentable episodio revivió el debate sobre si es o no suficiente el apoyo que se brinda en los operativos. Nuestro estado no está exento de la polémica.
En 2020 se creó la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas, que actualmente encabeza Héctor Díaz Esquerra. El pasado jueves el secretario de Seguridad, Alvar Cabeza de Vaca, destacó las acciones del organismo al preguntarle sobre lo sucedido en Tlajomulco.
Al día siguiente, Sophia Huett, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública, reconoció que “por el tema de la logística” en ocasiones los colectivos deciden prescindir del apoyo.
En entrevista para Correo, Karla, integrante de la ‘Brigada de búsqueda independiente’, explicó que someterse a los protocolos de las autoridades es condicionar la protección a las buscadoras. “Me parece una falta de respeto, ya que no se nos está considerando como para darnos esta seguridad, están invalidando nuestras vidas por el simple hecho de que nosotras no queremos trabajar con ninguna comisión”, manifestó.
Sin embargo, grupos como ‘Salmantinos unidos, buscando desaparecidos’ se muestran satisfechos con el trabajo de la Comisión, así lo declaró su vocera Alma Lilia Martínez.
Criminalización, otra lucha
Aunque Enrique Alfaro rectificara sus declaraciones sobre no retirar el apoyo de la Fiscalía en búsquedas, el daño estaba hecho. Madres buscadoras se sintieron criminalizadas al ser utilizadas como señuelo. Y la criminalización es otra de las situaciones que se agregan a las penurias habituales que enfrentan.
A principios de este mes, mujeres de Sonora y Veracruz pidieron a través de redes sociales una tregua al crimen organizado. Sus actividades en campo evidencian la creciente violencia en que culminan ilícitos como el tráfico de drogas y la trata de personas. Las buscadoras son blanco fácil, son vulnerables. “Nosotras no somos el enemigo”, fue el llamado que lanzaron. “Sólo somos mamás, esposas, hijas, que queremos encontrarlos, que no tenemos nada contra ellos, nada contra nadie y sólo queremos hallarlos”, declaró Ana Lilia Martínez.
Ella no sabe nada de su hijo desde hace cinco años. Renunció a su cotidianidad, al gimnasio que recién había abierto, a cualquier esperanza de llevar una vida normal para concentrarse en dar con él. En estos cinco años no sólo ha soportado la pesadilla, como ella misma lo define, también ha soportado los juicios de quienes creen que la gente no desaparece en vano, “andaban en malos pasos”.
“No sabemos ni qué hicieron nuestros hijos, y creemos que con sus vidas ya pagaron. De lo que haya sucedido, que si fue por huachicol, que si fue por venta de drogas, lo que haya sucedido nosotras de verdad que ya ni siquiera indagamos, lo único que queremos es rescatarlos”, dice desesperada.
Alma Lilia sabe que su hijo no aparecerá vivo, pero ya nada importa, lo único que quiere es cerrar un ciclo, poner punto final a la desazón y la angustia.
LO SUPERFLUO: Los colectivos que buscan a personas desaparecidas han sido fundamentales para visibilizar este terrible fenómeno en nuestro país.
LO PROFUNDO: Estas organizaciones no deberían existir, lo ideal tampoco sería que las autoridades cumplieran su función, lo ideal sería que nadie desapareciera.