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La Sordoceguera

Opinión

Editor Web

 “Lo mejor y lo más bonito de esta vida no puede verse ni tocarse, debe sentirse con el corazón.” (Helen Keller).

Cita la bibliografía disponible que Keller (1880-1968) fue escritora originaria de los Estados Unidos. En su infancia tuvo una enfermedad que le generó pérdida de la vista y de la audición.

En consecuencia esto le impedía comunicarse hasta que aprendió a hacerlo deletreando las palabras en la palma de su mano y posteriormente pudo manejar el braille así como escribir.

Esta discapacidad múltiple, auditiva y visual, es conocida como sordoceguera. Keller fue la primera con esta condición, en obtener un título universitario en su país.

Las personas que tienen esta discapacidad viven con la pérdida de dos sentidos la vista y el oído, lo que provoca necesidades específicas en la comunicación, el acceso a la información, la orientación y la habilidad de moverse de manera segura y libre.

En días pasados se conmemoró el Día Internacional de la Sordoceguera, con el propósito de generar la atención de los gobiernos sobre las dificultades que se tienen para el acceso a la comunicación, a los ambientes físicos y sociales, y al requerimiento de una respuesta educativa adecuada.

La Sordoceguera afecta al menos a 8 millones de niños y niñas con discapacidad menores de 14 años en América Latina y el Caribe y dicha condición puede ser crónica o evolutiva, parcial o total de las capacidades perceptivas relativas a la visión y a la audición.

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En el INGUDIS contamos con el Centro de Rehabilitación donde las personas con esta condición reciben apoyo con evaluaciones diagnósticas, atención médica rehabilitación física y en apoyo para la comunicación.

La primera infancia es la etapa idónea para lograr que una persona sordociega tenga mayores probabilidades integrarse al mundo, está puede ser desde la etapa prenatal hasta los 8 años y es la oportunidad para preparar las bases del aprendizaje y la incorporación a los sistemas educativos, a fin de prever posibles retrasos del desarrollo y otro tipo de discapacidades.

Finalmente, la evaluación, manejo, habilitación y rehabilitación del paciente pediátrico sordociego implica una atención multidisciplinaria completa para que el niño pueda tener la oportunidad de lograr la inclusión, accediendo a los derechos básicos universales, y en un futuro ser un adulto productivo e independiente, mejorando a largo plazo no solo la calidad de vida del mismo si no de su familia.

Si conoces a alguien que tenga una discapacidad como la Sordoceguera o cualquier otra, invítalo a que se acerque al INGUDIS donde podremos apoyarlo y ayudarle a tener la oportunidad de una vida plena, digna y autosuficiente. Hasta la próxima.

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