¿Por qué el oficialismo quiere acuerdo y no interna?
Yo veo que finalmente tendremos un gran proceso ya sea con acuerdo, ya sea en proceso interno. Como se defina. Al final de cuentas, con altura de miras de lo que requiere el país y de lo que necesita Guanajuato porque nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido y aquí hay que cuidar todo lo que se ha avanzado en Guanajuato”
Marko Cortés El dirigente nacional panista a su llegada a Guanajuato hace unos días, aceptando un riesgo.
¿Por qué el oficialismo quiere acuerdo y no interna?
¿Cuál es la razón por la que, a estas alturas, viendo la cerrazón, determinación, terquedad, resistencia o como quiera llamarle de Alejandra Gutiérrez Campos para declinar o negociar una salida ‘decorosa’ como el oficialismo espera, los dueños del balón no queman naves y se van a una elección interna con militantes?
Es evidente que no van a ceder a la petición de la alcaldesa de León que quiere una réplica del método nacional para elegir a la candidatura del Frente por México con todo y que ya presumen a Libia Dennise García como puntera en sondeo.
Pero, el oficialismo tiene los resortes y los órganos internos del partido suficientes para imponer su ley y decir: que sea una interna donde solo voten militantes y entonces hacer realidad su proyección de que, con el control de la nómina en el gobierno estatal, los comités municipales, la mayoría de los diputados locales y federales (como la foto de julio pasado en el CEN), pueden doblegar con facilidad a Gutiérrez Campos, de acuerdo a sus proyecciones.
¿Por qué no quieren dar ese paso e insisten en que en la Mesa Política se defina todo y la alcaldesa de León termine por declinar?
Del otro lado, Alejandra Gutiérrez sigue dando muestras de que no va a ceder, aunque quede con el riesgo de quedarse con las manos vacías.
La famosa Mesa Política que formó el PAN y que encabeza Marco Adame está condenada al fracaso si lo que se busca es un acuerdo político.
La insistencia en el acuerdo político antes que la elección interna es un punto clave y conviene detenernos ahí. En 2000, 2006 y 2012 el candidato del PAN a la gubernatura lo definieron los militantes con su voto.
Así llegaron Juan Carlos Romero, Juan Manuel Oliva y Miguel Márquez a la candidatura y a la gubernatura.
Y entonces hubo pasión, dimes y diretes, señalamientos de fraude y cargadas. Hubo deserciones. Primero Eliseo Martínez se marchó, pero dos años después; Usabiaga amagó, pero no se fue; Córdova lo hizo, pero también dos años después. Ricardo Sheffield sí se marchó en 2018, pero por un dedazo en León y no en el estado.
Que desde el oficialismo que respalda a Libia Dennise digan que una interna podría dividir al partido, suena curioso. Si la cargada es aplastante y Gutiérrez Campos no tiene nada qué hacer, por qué no demostrarlo como otras veces en las urnas. El partido ha logrado reponerse de las pasiones internas y del fuego amigo en tres ocasiones.
¿Cuál es el temor real ahora? ¿Una competencia cerrada o que aun cuando sea una victoria clara de la titular de SEDESHU, el PAN puede tener fisuras que pongan en riesgo el refrendo de la gubernatura?
Es decir, en esa lógica, a Gutiérrez Campos no le da para ganar, pero sí para poner en riesgo la unidad del blanquiazul o retener Guanajuato. Y entonces la pregunta es si les preocupa una interna por la división del partido, justo es preguntar si el PAN cree que tiene el colchón de puntos de ventaja sobre Morena para soportar una eventual escisión en plena campaña.
¿A poco una pugna interna pondría en riesgo la ventaja de 15 puntos que dicen tener en las encuestas?
Un dato importante. Libia Dennise García se lanzó por primera vez a la ofensiva al declarar que tiene el respaldo de liderazgos del partido (remiten a la foto de alcaldes y diputados en el CEN) y que en todas las encuestas está arriba de Gutiérrez Campos. La declaración del subsecretario de Desarrollo Social Aldo Márquez en el sentido de que la alcaldesa de León ya dijo que no tiene plan B pudo ser angelical y sin dobles intenciones.
Pero ninguno de esos posicionamientos representa signos de distensión sino dardos para presionar a Gutiérrez Campos que sabe que va cuesta arriba en esta carrera y que estando contra la pared, en lugar de doblarse parece mantenerse en lo dicho. Va derecho y no se quita. Y con su PAN se lo van a comer.
Volvemos al origen. Hoy en el PAN Guanajuato no está en juego solo la candidatura a la gubernatura sino la retención de la plaza para el blanquiazul.
Aquí se lo comenté hace meses. No se trata de ver quién es candidata sino cómo se procesa la definición.
Marko Cortés dijo a su llegada a San Miguel de Allende: nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. No es un asunto menor la posición combativa que ha adoptado la alcaldesa de León. El alcance de su rebelión al status quo y al control implacable que había establecido el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo sobre el PAN en Guanajuato no lo imaginaba el pro[1]pio ejecutivo y quizá ni el mismo dirigente nacional Marko Cortés.
No son gratuitos los rumores y versiones que comienzan a circular ya en redes en torno a presuntos coqueteos de Gutiérrez Campos con partidos opositores al PAN o en el otro extremo, presuntos acuerdos que incluyen la versión de que ya se bajó y aceptó un premio de consolación que no es la reelección de la alcaldía de León.
Ayer salió a desmentir ambos, Daniel Campos que se quejó de fuego amigo.
Ojo. Dos temas radicalmente opuestos. Uno es que ya se aplacó y admitió negociar la candidatura al Senado que es justamente la posición que no quiere por nada del mundo.
El otro, que ya la buscan Morena y MC. Seguro ya la sondearon y le hablaron al oído.
Ella saldrá a negarlo, pero la apuesta es dejar sembrada la duda. Le sirve a sus malquerientes para generar desconfianza hacia ella y le sirve a ella misma, por el amago que representa en el temor de que se vaya del blanquiazul.
Si se mantiene la polarización de posturas, el riesgo de una crisis para el PAN sí es mayúsculo.
El gobernador Diego Sinhue tenía en su proyección a estas alturas del sexenio el control absoluto de todas las variables: su candidata a la gubernatura amarrada; la sucesión en León arreglada con Gutiérrez Campos y el reparto del pastel de candidaturas en marcha.
La alcaldesa ha sacudido el tablero y ha obligado al oficialismo a replantear el reparto de candidaturas. Porque, además de todo, ella quiere que si en la Mesa ha de haber negociación se debe hablar de otras posiciones incluida la alcaldía en donde insiste con Luis Ernesto Ayala Torres, el coordinador de la bancada panista en el Congreso local.
El problema es que el ambiente interno ya está muy caldeado. Pese a la tibieza de Miguel Márquez que parece apoyar a medias a Gutiérrez Campos, desde el gobierno del estado ya le dieron un “recuerdito” con despido de cuñado y retiro de escoltas.
En las entrañas del PAN, ya hay cruce de acusaciones de guerra sucia desde el frente alejandrista y del oficialista. Hoy, las dos posturas en pugna en el panismo no encuentran puntos de coincidencia porque por un lado arman una Mesa Política para dialogar, pero en la real politik, tras bambalinas, en el día a día, se dan hasta con la cubeta y se desgastan mutuamente.
La pugna no ha escalado a los medios porque aún queda un gramo de prudencia que se puede esfumar en cualquier momento y profundizar una crisis y una división.
El PAN Guanajuato puede pagar muy caro no saber procesar sus diferencias internas.
Pasado mañana toca foro del Frente Amplio por México en León y el desafío es importante para los operadores azules en Guanajuato porque los priistas ya se emocionaron con la posibilidad de que Beatriz Paredes pueda dar el campanazo y doblegar a la favorita Xóchitl Gálvez.
Ya se prepara la cargada a su favor.
ALE GUTIÉRREZ: EL DESTAPE QUE NO CUAJÓ HACE 6 AÑOS
Hace 6 años Alejandra Gutiérrez alimentaba por primera vez la ilusión de ser candidata a la alcaldía de León en un intento que resultó frustrado, pero en el que se disciplinó a los dictados del oficialismo a diferencia de la actualidad que está en rebeldía plena.
“Hemos comentado varios panistas que en caso de que por cuota de género sea mujer en León, la mayoría vamos a ir con ‘Ale’ Gutiérrez, porque tiene toda la preparación, es honesta y además hace un contraste perfecto con la mujer que ya gobernó León (Bárbara Botello). Estoy seguro que, si es cuota de género, por supuesto que será ‘Ale’”.
Eso decía, Daniel Campos Lango, entonces diputado local y que hoy es el operador número 1 de la alcaldesa de León en su batalla por la candidatura del PAN a la gubernatura.
A aquella reunión, acudieron unas 600 personas en un salón de fiestas y en ese momento, parecía sellar la alianza entre Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y Alejandra Gutiérrez. Campos todavía estaba identificado como uno de los hombres de confianza de Diego Sinhue.
En ese momento, todavía no había una total convicción de que Héctor López Santillana fuese a repetir como candidato y Ricardo Sheffield (hoy en Morena) que aún seguía en el PAN, simple y sencillamente no era opción para el oficialismo.
Diego Sinhue ya estaba perfilado como el delfín de Márquez y Gutiérrez Campos tuvo el permiso de lanzar ese dardo fríamente calculado para enviar el mensaje de que el PAN tenía ya la alternativa frente a la posibilidad de que Héctor López Santillana no tuviera el respaldo para reelegirse.
Y en ese momento, Gutiérrez Campos era diputada federal. Quería ser alcaldesa, pero sabía que todo debía pasar por la aprobación de Márquez y Diego Sinhue.
No tuvo problema para aceptar, llegado el momento, que no era su oportunidad y que los números le daban a Héctor López para mantener la plaza para el blanquiazul.
Mucho han cambiado las cosas en el último sexenio. La armonía y sintonía que existía entre Gutiérrez Campos y Miguel Márquez y Diego Sinhue se ha roto al punto que la alcadesa va por la libre y ha desoído los llamados repetidos del gobernador para declinar su aspiración y asumir otra candidatura ya sea a la propia alcaldía o al Senado.
En el ínter, Diego Sinhue también rompió con Campos Lango que había sido mucho tiempo su operador. La primera señal de esa ruptura se dio cuando Daniel Campos dejó la dirección de Desarrollo Social en el trienio de Héctor López.
Hoy, la pregunta es si esa fisura entre Diego Sinhue y Alejandra Gutiérrez todavía puede tener arreglo...