Lunes, 07 Abril, 2025

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Violencia estética, otra carga para las mujeres

Opinión

Juana Adriana Rocha

De acuerdo con una encuesta, tres de cada 10 personas han padecido discriminación por su apariencia física.  Este dato urge a analizar todos los ámbitos en que este fenómeno se presenta y emprender acciones al respecto.

El pasado 2 de mayo el Congreso de Guanajuato avaló modificaciones a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Las reformas tienen que ver con la inclusión del concepto de violencia estética, definido como “todo acto a través del cual se ejerce presión a las mujeres, a fin de que su apariencia física se apegue a un prototipo de ideal estético, vulnerando con ello el derecho al libre desarrollo de la personalidad”.

¿Por qué este tema es importante?

Bastan unos minutos revisando nuestras redes sociales para encontrarnos con fotografías de nuestras amistades en el gimnasio, publicidad sobre todo tipo de cosméticos, recomendaciones de dietas y rutinas de ejercicio. Sabemos que el algoritmo envía al ‘feed’ contenidos que de acuerdo con nuestras publicaciones previas podrían resultarnos de interés. Mejorar la apariencia es un objetivo que, sobre todo en el caso de las mujeres, va mucho más allá del amor propio y el autocuidado; se convierte en una necesidad, una obligación, porque la presión a la que nos referimos antes es algo implícito, interiorizado en el imaginario colectivo.

La presión en muchas ocasiones se materializa en críticas, burlas, rechazo y otro tipo de agresiones cuyas consecuencias pueden resultar realmente graves.

Como te ven…

En tribuna, la diputada panista Katy Soto Escamilla señaló que aquellas que no cumplen con los estándares de belleza impuestos por la sociedad sufren acoso, discriminación y otras conductas que afectan la salud mental.

“Como te ven, te tratan”, es un dicho popular que en nuestros días se ha convertido en una invitación a presentar la mejor versión de uno mismo para generar una buena impresión; impresión casi siempre basada en prejuicios y estereotipos. Un ejemplo un tanto banal, pero ilustrativo: el personal de seguridad de los antros. Los llamados ‘cadeneros’ realizan una especie de casting antes de permitir la entrada a los clientes a espacios ‘públicos’. A nadie debería negársele la oportunidad de divertirse, consumir en cualquier establecimiento. Sin embargo, hay sitios que buscan elevar su popularidad y estatus teniendo entre su concurrencia sólo a personas que cumplen ciertos cánones. Y así, vemos en la fila para (intentar) ingresar a jovencitas que parecen muñecas cortadas con la misma tijera, con cuerpos, atuendos, maquillaje y peinados semejantes.

La Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2022, señaló como principal causa de discriminación la apariencia física. Tres de cada 10 personas encuestadas refirieron haberla padecido. Este dato urge a analizar todos los ámbitos en que este fenómeno se presenta y emprender acciones al respecto.

Origen: el machismo

Movimientos como el ‘body positive’ promueven la máxima “no se habla de los cuerpos ajenos”. Detrás de esta iniciativa se encuentra por supuesto el feminismo.

El machismo está estrechamente ligado a la violencia estética, porque todos, hombres y mujeres, fuimos educados en medio de conductas machistas que incluyen esa búsqueda de la imagen ideal y el concepto de lo que debe ser una mujer, una ‘damita’.

Así nos topamos con madres que vigilan el peso de sus hijas, escuelas donde no se permitía a las niñas usar pantalón, sujetos que exigen en sus parejas poco o mucho maquillaje o llevar el cabello de tal o cual forma. Ejemplos hay miles, todos cotidianos.

El feminismo lucha por la libertad de todo un género a ser, a expresarse, a desarrollar una personalidad sin la carga de imposiciones que surgieron con el objetivo de satisfacer a los hombres y competir con otras mujeres.

Aquellas que en redes sociales se muestran sin maquillaje o sin filtros, o publican una foto en bikini sin contar con un cuerpo atlético, son consideradas valientes. Esa percepción nos habla de lo poco que se ha avanzado, no debería ser un acto de heroísmo la libre elección de la apariencia.

Los kilos se castigan

Siempre es mejor recibido un “¡te ves más delgada!” que un “¡oye, subiste de peso!” sin embargo, detrás de los cambios en la cifra que marca la báscula puede haber una enfermedad o un trastorno alimenticio y en todos los casos una lucha contra el propio cuerpo.

El sobrepeso es una de las cuestiones más castigadas en las mujeres, incluso desde la infancia. Las pequeñas con ciertas características son estigmatizadas, víctimas de bullying, y estos ataques se traducen en serios problemas de autoestima, frustración, la obsesión por ser como las demás.

Vivimos en una sociedad donde hay toda una narrativa negativa en torno a la gordura. Es un estereotipo que se asocia a la comedia, al descuido, los malos hábitos. Para las mujeres es un tema doloroso que las persigue y atormenta.

La amenaza de los ‘kilos de más’ llena los gimnasios, los consultorios de los nutriólogos, y tristemente, llena de comentarios ofensivos las redes sociales y todo espacio donde la exigencia de perfección se mantiene latente.

El Congreso local apenas dio un paso al buscar disminuir todo acto que involucre la violencia estética. Analizar todos los ámbitos en que se presenta, será una ardua tarea.

LO SUPERFLUO: Es positivo incluir en las leyes todos los tipos de violencia que afectan a la mujer, visibilizarlos y discutirlos.

LO PROFUNDO: Aún falta mucho por hacer en cuestión de verdaderas acciones y sanciones en materia de todo tipo de violencia contra las mujeres.

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