Miércoles, 16 Abril, 2025

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Leyendas de San Miguel de Allende, conoce sus enigmáticas historias

En los edificios y calles de San Miguel de Allende se esconde magia, conoce las Leyendas de San Miguel de Allende y adentrate en sus misteriosas calles
San Miguel

Ángeles Ramírez

Leyendas de San Miguel de Allende, conoce sus enigmáticas historias Leyendas de San Miguel de Allende, conoce sus enigmáticas historias

San Miguel de Allende, Gto.- Misterios e historias recorren las calles de la ciudad de San Miguel de Allende, leyendas y mitos que se han pasado de boca en boca durante años, murmullos que perdurán y llenan de miedo a todo aquel que los escucha o peor, a todo aquel desafortunado que le toca vivirlas. Conoce las Leyendas de San Miguel de Allende, una ciudad que ha vivido muchas cosas y tiene mucho que contar.

Estas leyendas se han transmitido a través de la historia oral de los habitantes de San Miguel de Allende, muchas veces publicadas en redes sociales o pequeños folletos, que permiten conocer el mágico popular de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

 

La Llorona en los lavaderos del chorro, Leyendas de San Miguel de Allende

La siguiente leyenda ocurrió hace mucho tiempo, cuando San Miguel aún no estaba tan poblado y las personas tenían que acudir a los lavaderos públicos del chorro a lavar su ropa o sus trastes.

La gente cuenta que durante las noches, una mujer vestida de blanco, con pelo negro, lacio y largo, acudía a este lugar para lavar.

Los hombres, que generalmente salían de las cantinas o de trabajar, que regresaban a su casa, quedaban maravillados por ella y cuando se acercaban para conversar, se llevaban una gran sorpresa, pues aunque era difícil ver su rostro porque estaba cubierto por su pelo largo, se lograba observar que su cara era parecida a la de una yegua, pero lo que realmente los dejaba sin aliento era escuchar su grito lleno de dolor: “Aaaayyyy mis hijos”.

Esta historia es una de las versiones de “La Llorona”, un relato muy conocido en el país, asociado a una bella mujer que asesinó a sus hijos por el despecho de un hombre que la abandonó. Esta mujer deambula por los ríos, presas y aquellos lugares que se componen de agua en busca de encontrar a sus hijos que perdió. Se dice que sus lamentos se escuchan en el lugar donde se encontraban los antiguos lavaderos, pero también se afirma que la mujer camina por las principales calles de la ciudad en busca de sanar su dolor.

La gente del pueblo asegura que esa mujer fue castigada por mandato de Dios y su condena es no descansar en paz, pues asesinó a sus hijos en las orillas de un río. También se dice que escuchar el terrible lamento de esta mujer, es señal de que ocurrirá alguna desgracia, pues la Llorona es asociada con las malas noticias.

En la exhacienda Siete Reales, a unos cuantos kilómetros de la ciudad de Dolores, se conserva el oratorio que data de 1913, que se dice fue construido y bendecido para acallarla.

 
Facebook (Urban Sketchers San Miguel de Allende)

 

 

Los monjes en el Puente del Fraile, Leyendas de San Miguel de Allende

Esta leyenda es una de las más famosas de la ciudad patrimonial.

En el camino a Celaya y antes de llegar a la salida a Guanajuato, se puede observar un viejo puente que está en desuso y su origen es del siglo XVI.

La historia dara del siglo XVI, en 1575, cuando dos monjes franciscanos, Francisco Doncel y Pedro de Burgos, caminaban por este lugar con dos figuras del Cristo de la Conquista, que iban a entregar en los templos de San Miguel el Grande y San Felipe Torres Mochas.

En su camino, los frailes fueron asaltados, asesinados y crucificados por un grupo de chichimecas que merodeaban por esos rumbos. Por suerte, las imágenes del Cristo de la Conquista no sufrieron daño alguno y se encuentran en la parroquia.

Este puente, mejor conocido como el Puente del Fraile, hace no mucho tiempo aún estaba en uso y la gente que pasaba por aquí aseguraba haber visto a uno de esos monjes, se dice que ahí ocurrieron muchos accidentes automovilísticos por culpa de las apariciones de los monjes que deambulan por este sitio en busca de cumplir lo que les fue encomendado.

 
Facebook (Felipe Aceves SMA)

 

 

Calle Cuadrante, Leyendas de San Miguel de Allende

En 1780 fue construida una casa en la Calle Cuadrante, con el número 18, ahí vivía una familia de apellido Castilblanque. Dicen que habitaba un consejero de la Santa Inquisición, el cual a la hora de su muerte, se quedó, atrapado entre sus entre sus muros, se le escucha vagar por sus pasillos, patios y recovecos.

Hace ya unos años, un empresario joven se enamoró de la casa, era amplia y hermosa, no pudo resistirse, lo llamaba. Los primeros días transcurrieron con normalidad; sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a ocurrir algunos sucesos que comenzaron a inquietarlo: ruidos a medianoche, pasos en las habitaciones y objetos que se extraviaban sin ninguna explicación.

Una noche, mientras dormía, una extraña música y un tumulto de voces lo despertó de repente, se dio cuenta de que el ruido provenía de la sala, a duras penas y con miedo dejó su cama y lentamente bajó las escaleras. Ante sus ojos apareció un grupo personajes vestidos con ropas viejas y antiguas, todos murmuraban sin parar. La música y las voces que lo habían despertado ahora se escuchaban lejanas y no podía distinguirse ni una sola palabra de lo que decían.

Abrumado entre la multitud, sintió como una mirada se posaba pesadamente sobre él; al fondo de la sala, distinguió entre sus ensoñaciones a un hombre vestido con traje oscuro. Sus ojos brillaban en un color naranja ardientes, como fuego. Era el Inquisidor, lo supo al verlo, por lo que corrió al instante a esconderse en su habitación, cerró la puerta y se metió a la cama, cerró los ojos deseando que fuera un sueño, o al menos que amaneciera..

Escuchó el sonido de botas acercándose por el pasillo. La puerta se abrió lentamente, mientras su corazón latía y latía, pero el Inquisidor sólo le echó una mirada antes de esfumarse a través de un muro. Del hombre, nada más se supo.

Ahora dicen que cuando pasas por la calle de Cuadrante, puedes ver un hombre que te observa fijamente a través de las ventanas y, sin ningún motivo aparente, te hace enamorarte de esa casa y desear poseerla.

 
 

 

Callejón de Piedras Chinas, Leyendas de San Miguel de Allende

Hace muchos años, existía un grupo de siete músicos que tocaban en las noches y madrugadas. Una de aquellas, al terminar su día, escucharon el sonido de una carreta bajando por el callejón del Piedras Chinas, lo cual fue muy extraño ya que es un callejón estrecho. Cuando salieron a ver lo que ocurría, la carreta se detuvo y de ella bajó un hombre elegante que llevaba un sombrero que le ocultaba el rostro.

El hombre elegante les pidió que fueran a tocar a una fiesta, pero los músicos le comunicaron que estaban agotados y con sueño después de la chamba,  el hombre insistió, prometiendoles  comida, diversión y buen dinero si lo acompañaban. Además, les dijo que cuando acabaran de tocar él mismo los llevaría de regreso a Piedras Chinas.

Después de tal ofrecimiento, tentados por tan gran promesa, los músicos aceptaron, pero sólo seis de los siete cupieron cómodamente en la carreta. El hombre de sombrero se dirigió al trompetista que no se pudo acomodar y le dijo: “anda tu mejor vete a casa que con ellos armaremos en la fiesta”.

La carreta partió y, extrañamente, durante el camino no sintieron el golpeteo habitual de las piedras del callejón, por lo que ansiosos se asomaron a los costados para descubrir que estaban flotando y debajo de ellos yacían los campos de magueyes y nopales.

Finalmente, después de unos minutos, muy temblorosos los seis músicos llegaron a una hermosa y lujosa hacienda. Sin oportunidad de arrepentirse, pero con muchas ganas de salir huyendo, los hombres comenzaron a reconocer en los rostros de los asistentes a algunos vecinos de San Miguel que ya habían muerto.

Horrorizados y queriendo volver a casa buscaron al patrón, pero no lo encontraron, así que tocaron y tocaron hasta que un tipo malencarado, con sombrero de ranchero, les indicó que habían terminado y los subió de vuelta a la vieja carreta tirada por mulas.

Sin saber ni cómo, se quedaron dormidos enseguida. Maltrechos y sin el dinero prometido, al amanecer despertaron en un cerro del que bajaron gracias a la ayuda de un arriero que iba pasando y que los puso de regreso en el pueblo. Ellos, asustados y malheridos, buscaron a su amigo de la trompeta y, antes de decir una palabra él sacó el escapulario de debajo de sus ropas y dijo:

“Es por esto que a mí no me llevaron. El patrón era el mismo diablo y ustedes tocaron en la fiesta del infierno”.

Desde entonces, ningún músico camina de madrugada por Piedras Chinas.

 
Instagram (@newssanmiguel)

Callejón de los Suspiros, Leyendas de San Miguel de Allende

Hace mucho tiempo, en la calle de Terraplén vivía un chiquillo que todos los días tomaba el mismo camino hacia la escuela: primero caminaba por la calle de Terraplén, daba vuelta en Tenerías, para después pasar por el callejón de los Suspiros y, finalmente, tomar el camión en la esquina con Zacateros.

Pero un día, en su camino se atravesó un enorme perro negro que lo miró fijamente y enseñándole los colmillos, agresivo, le impidió el paso. Al regresar a su casa, asustado, le contó lo sucedido a su hermano quien le aconsejó simular tomar una piedra para espantarlo.

Al siguiente día, el pequeño tomó su camino como siempre y mientras caminaba, casi se podían escuchar sus rezos para no encontrarse con el mismo perro. Al llegar a la esquina del Callejón de los Suspiros, su miedo se hizo realidad: el perro estaba frente a él. Sin quitarle los ojos de encima, el niño agarró una piedra del piso, pero al fingir aventarla, el perro solo enrabió aún más, por lo que el niño regreso corriendo a su casa de donde no quiso salir más.

Después de varios días de ausencia en clases, la madre cuestionó al niño y, al enterarse de lo ocurrido, fue en busca del dueño del animal. Caminó todo el día tocando de puerta en puerta y no paró hasta descubrir que nadie más había visto antes al perro; nadie, excepto algunos niños de la zona, que narraron exactamente la misma historia que su hijo.

La madre, preocupada, colocó una cruz al niño, dándole la orden clara de no quitárselo en ninguna circunstancia. Desde entonces, el pequeño nunca volvió a encontrarse con el rabioso perro negro que lo acechaba.

Cuenta la leyenda que, todavía en nuestros días, este perro no sólo se aparece a niños, sino a alguno que otro transeúnte que pasa por el Callejón de los Suspiros.

 
 

 

Las historias llenas de misterio y drama, sumadas a las  maravillosos vistas, paisajes y la arquitectura hacen que visitar los municipios de Guanajuato sea una experiencia surreal y llena de magia, donde el pasado se encuentra vivo en cada esquina.

Es importante señalar que estos relatos, aunque no están respaldados por evidencia histórica sólida, son una parte crucial del patrimonio cultural local y ayudan a mantener viva la rica historia oral mexicana y el imaginario popular de cada ciudad o pueblo, no olvides pasar la voz.

 

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