Pese a ser constantes, migrantes de Guanajuato no denuncian extorsiones
Los migrantes suelen estar en México por periodos breves, como tres meses, un mes o quince días. Foto: Eduardo Ortega
Irapuato, Guanajuato.- Las extorsiones a migrantes y sus familiares han sido tan constantes que la gente comienza a normalizar esta situación, la cual pocas veces es denunciada por miedo. Los paisanos prefieren pasar los pocos días que tienen en México con sus familias antes que andar de oficina en oficina en la Fiscalía General del Estado (FGE).
Casi todos, o al menos la mayoría, han recibido la típica llamada de un "pariente de Estados Unidos" que dice que enviará un paquete, que su camioneta se descompuso mientras regresaba a su tierra o que fue secuestrado en su viaje de vuelta a casa. Estas llamadas exigen depósitos de fuertes cantidades de dinero para resolver supuestos problemas.
“Esta situación está un poco normalizada para los mexicanos por el tema de las extorsiones. No hay persona que no haya recibido una llamada así en su teléfono, y eso se ha vuelto algo normalizado, aunque es un problema real que nadie atiende”, señaló Aarón Cabañas Maciel, líder nacional de la Unión de Campesinos y Emigrantes Mexicanos (UCEM).
Cabañas afirmó que las extorsiones son un problema que la mayoría no denuncia por miedo. En el caso de los migrantes y sus familias, este grupo vulnerable recibe poca atención y es el que menos denuncia. Los migrantes suelen estar en México por periodos breves, como tres meses, un mes o quince días, y lo que menos quieren es perder el tiempo en denuncias.
El líder consideró necesario contar con una fiscalía especializada en denuncias de migrantes que agilice las investigaciones y dé seguimiento sin requerir la presencia física del denunciante. Además de extorsiones, los migrantes sufren robos de vehículos e incluso son abandonados en las carreteras, pero no denuncian debido al miedo y a la lentitud del proceso, pues saben que no se resolverá nada.
“Tienen miedo, y los ciudadanos tampoco queremos hablar de estas cosas porque todos tenemos miedo. No sabemos dónde está el enemigo ni si la autoridad es parte del problema. Pero es un problema real que espero las autoridades puedan coordinarse para resolver”, indicó.
Añadió que caer en una extorsión también genera vergüenza, lo que contribuye a que las víctimas no hablen del tema. Lamentablemente, estas situaciones son cada vez más frecuentes en el estado y han sido normalizadas.
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