Leyendas de Irapuato, conoce estas macabras historias
Irapuato, Gto.- Misterios e historias recorren las calles de la ciudad de Irapuato, leyendas y mitos que se han pasado de boca en boca durante años, murmullos que perdurán y llenan de miedo a todo aquel que los escucha o peor, a todo aquel desafortunado que le toca vivirlas. Conoce las Leyendas de Irapuato, una ciudad que ha vivido muchas cosas y tiene mucho que contar.
Estas leyendas se han transmitido a través de la historia oral de los habitantes de Irapuato, muchas veces publicadas en redes sociales o pequeños folletos, que permiten conocer el mágico popular de esta ciudad fresera.
“Quica", La Bruja de San Antonio, Leyenda de Irapuato
En el barrio de San Antonio, en los actuales cruces de Torres Landa e Independencia, existe una leyenda del antiguo Irapuato, que cuenta la historia de una mujer a quien conocían como “Quica”, quien vivió en la congregación de Irapuato y era considerada una mujer malvada de perversas entrañas que metía intrigas en su familia y qué logro desunirla.
Tenía una enorme voracidad por el dinero, en varias ocasiones llegó a robar a su marido abusando de su ingenuidad hasta dejarlo al borde de la ruina, se dice que en la cerrada sociedad colonial, la mujer hacía alardes sobre hacer la caridad, con el obsesivo objetivo por destacar en sociedad, pero nunca lo logró, su rostro de arpía era una barrera que causaba pavor y despreció.
Se dice que “Quica” tuvo varios hijos, a los que nunca dio muestra de cariño y afecto; poco a poco se alejaron del hogar que la mujer había formado, al quedarse sola y comprobar que todo el mundo le había dado la espalda, se dedicó a ejercer la brujería, mientras sus vecinos del barrio de San Antonio y la Salud, murmuraron que tenía pacto con el diablo.
Todas las noches sus sirvientes la observaban dar vueltas, enajenada, alrededor de un enorme aljibe, vociferando amenazas y rezando oraciones diabólicas deseando el mal a las personas; hasta que un día los criados la encontraron muerta y observaron en su frente había protuberancias extrañas.
Cuando la llevaron a enterrar, a la hora de bendecir el féretro, el señor cura se comportó de forma extraña, causando temor entre los asistentes al sepelio, todos los pocos asistentes se retiraron de inmediato.
Se cuenta que cuando el panteonero se acercó al lugar para investigar, vio demonios, que con espantosos alaridos se habían llevado el cuerpo de la bruja, dejando solo un olor a azufre.
Desde entonces se dice que el panteón de San Antonio fue abandonado, porque siempre existió ese temor de que “Quica” se apareciera de diferentes maneras para tratar de seducir a alguna persona, principalmente a alguna adinerada, aunque dice la leyenda que esta mujer nunca se apareció.
Por muchos años fue y es el único vestigio de lo que fue el primer panteón público de Irapuato. El desaparecido panteón de San Antonio, se abrió hacia 1835, se cerró, a una epidemia de cólera que afecto a la villa irapuatense en 1876.
"La Bruja de Malvas". Leyendas de Irapuato
Esta historia fue contada por un anciano de más de ochenta años que vivía en Rancho Grande, quien aseguró que lo que sucedió le ocurrió a su abuelo Macario, cuando contaba con 19 años.
Una tarde Macario acudió a la fiesta del pueblo, ahí conoció a una joven, de quien se enamoró y le habló de amores; el problema es que ella vivía hasta la comunidad de Malvas y él en Rancho Grande, por lo que tenía que recorrer más de diez kilómetros para poder verla y no perder su querer.
Todas las noches le pedía a su papá su caballo para poder ir a ver a su novia, pese a no estar de acuerdo su papá le prestaba el corcel con la condición de regresar antes de las diez de la noche, lo cual siempre cumplía al pie de la letra, hasta esa ocasión.
Una noche oscura y fría era, cuando estando con su novia, las horas pasaron y no se percató que ya eran más de las once hasta que el papá de su novia la llamó para que entrara a la casa, con el tiempo encima regresó en su caballo por el camino de terracería que llevaba a Rancho Grande.
En el camino, vio pasar frente a él una bola de fuego a gran velocidad, la cual cayó entre algunos matorrales, el caballo se asustó tanto que comenzó a correr inquieto y relinchando tiró al jinete para después huir despavorido, aunque Macario intentó correr el resplandor del fuego se detuvo entre los árboles frente a él.
Una mujer, de imponente belleza lo observaba fijamente y con un canto hipnotizador, Macario no pudo evitar se acercarse a ella, no sabía si era un sueño o era real, y al intentar tocar el rostro de la mujer con la mano, ésta se transformó en una serpiente para después alejarse.
En ese mismo instante, una mano tocó el hombro de Macario y cayó desmayado, cuando despertó se encontró en la cima de una roca muy lejos del camino por el que andaba, su ropa estaba desgarrada y tenía el rostro arañado, sin saber cómo llegó hasta ese lugar, se bajó e intentó regresar a casa, pero sus esfuerzos fueron inútiles, pues parecía que entre más caminaba más se alejaba del camino.
El joven fue vencido por el cansancio y cayó al suelo, cuando volvió a despertar, se encontraba en la misma roca que la primera vez.
Mientras tanto en su casa, todos se preguntaban qué había pasado con él, pues el caballo había regresado solo y se había quedado parado en un solo lugar sin querer comer o beber agua, muriendo poco después en el mismo lugar en donde se había detenido.
Pasaron nueve días y nadie sabía de Macario, al joven campesino lo habían dado por desaparecido, pese a las constantes búsquedas nadie tenía ni un solo rastro de él, hasta que uno de sus tíos regresaba del trabajo y vio a lo lejos un joven sentado sobre una roca.
El tío reconoció a Macario y se acercó a él para ayudarlo a regresar a casa, su estado era muy demacrado y él joven aseguraba que solo había pasado una noche sin saber que en realidad llevaba nueve días perdido.
Se dice que aquel joven campesino fue víctima del maleficio de una bruja, pues desde entonces jamás pudo decir qué es lo que le había pasado ni dónde estuvo durante esos nueve días.
Hay quienes aseguran que las brujas aún pasan volando por los cielos entre las comunidades de Rancho Grande y las Malvas como bolas de fuego que brincan de pueblo en pueblo en búsqueda de alguna víctima.
La aparición de la monja en la Presidencia de Irapuato, Leyendas de Irapuato
La Presidencia de Irapuato, anteriormente era un colegio católico para niñas, realizado desde el año 1804.
Es aquí donde comienza el mito, al momento de la fundación de este colegio fueron ordenadas 7 religiosas, por el Juzgado Eclesiástico de la ciudad de Valladolid a través de la compañía de María Santísima llegaron de la capital de la república a Irapuato: María Gertrudis Gil de León, María Juana Escoto, María Josefa Ibarra, María Agustina Pérez Cano, María Dolores Bersabal, María Susana Osores y María Josefa Guerrero.
En las instalaciones de la Presidencia Municipal, cuenta la leyenda que una de las religiosas deambula en el lugar, la cual es nada más y nada menos, que la directora del colegio María Gertrudis Gil de León. Si bien es cierto, algunos de los veladores más antiguos la han visto e incluso la describen como un ente flota con su austero habito café de época, y con sus manos recogidas hacia el frente.
Los actuales guardianes del recinto comentan que sólo han visto sombras en la planta alta del lugar entre el Salón Juárez y las oficinas de la presidencia moviéndose entre las luces, hay unos más que comentan escuchar aún llantos de las niñas que recibían allí educación por parte de las religiosas.
La tumba del “Ángel del Silencio”, Leyendas de Irapuato
En el Panteón Municipal de Irapuato existe una leyenda sobre la tumba, donde se encuentra la figura de Ángel, según se cuenta que en ciertas épocas del año este se ha vuelto un vigilante de este campo Santo.
Juan Vázquez, velador del panteón municipal, platicó que esta figura del “Ángel del Silencio” como se le conoce, se encuentra sobre esta tumba, ha sido visto entre los árboles por algunas personas, con la luz suave de la tarde-noche antes de cerrar el panteón.
Donde esta posado, se solta un fuerte viento sobre los árboles, mientras sus ramas se agitan con impetú, los demás árboles se mantienen quietos, es entonces cuando se observó un bulto de una persona posada sobre la tumba, los que observantes, huyeroin del lugar.
En cierta ocasión, Juan cuenta que cuando recorría el pasillo central, observo entre los árboles un movimiento no tan común y lo único que vio fue una silueta de un ave enorme que paso por ese punto, lo que si aclara es que no esta seguro si era el “Ángel del Silencio” u otro tipo de ave de gran tamaño, aunque en su vida nunca había visto algo similar.
Sobre este mito o leyenda, ya son varias las personas que en años pasados tuvieron experiencias sobre esta tumba del “Ángel del Silencio”, que dicen haberlo visto.
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