Gerardo Sánchez pudrió San Luis, hereda su jefe de policía...y reparte zanahorias
Cuando “El Chino” se hizo de la candidatura a diputado federal por la coalición Fuerza y Corazón por México, pidió a su amigo Francisco Orozco Martínez le ayudara a crear una planilla que simulara que el PRI competía por el ayuntamiento de Xichú, no le abonaba a su imagen alguna alcaldía sin contendientes de su partido. La encabezó una mujer joven de la comunidad Sábila. Se completó con la mamá de la candidata y otros lugareños. Nunca hicieron campaña. Para convencerlos de prestarse a esa maniobra electoral que fue una burla a la ciudadanía, el alcalde perredista les ofreció dádivas. Ahora ya como legislador, hace días Gerardo Sánchez visitó esa localidad y les anduvo repartiendo zanahorias.
Este tipo de tejemanejes pinta de cuerpo entero la bajeza de muchos ciudadanos y ciudadanas, pero también como tienen normalizada la corrupción en su vida pública tanto el político xichulense, como el ex alcalde de San Luis de la Paz; por cierto, ahora como diputado federal, sigue en el mismo guion demagógico de los dos periodos cuando encabezó la administración: días después de la trágica muerte del activista y comunicador Raúl Irán Villarreal Belmont hizo circular una condolida declaración pública y casi se tira desde lo alto de la Montañita envuelto en la bandera de la libertad de expresión para exigir justicia. Pero nada más falso que durante su mandato él haya sido un prócer de la tolerancia a la crítica y un ejemplo de servidor público probo. Me constan, por ejemplo, algunas de sus recurrentes expresiones de molestia por lo que se documentó en esta columna sobre su cuestionable desempeño como alcalde.
Les hereda al policía Luevanos…

La memoria ciudadana se ha vuelto muy corta, pero lo cierto es que el “Chino”, que se dice ahora compungido por la tragedia del creador del portal Observatorio Ciudadano, es uno de los principales responsables de cómo se aceleró la degradación social del municipio que gobernó de 2018 a 2024. Ahí están las cifras de delitos y homicidios acontecidos a todas horas y en todas partes, cualquiera con un mínimo de sentido común pudo observar cómo la decadencia que ya se venía configurando desde administraciones anteriores, durante sus dos trienios enraizó como nunca antes hasta hacer de la ciudad y otras zonas del territorio municipal, un nido de delincuentes en los más variados negocios ilegales. Frente a esas realidades Gerardo Sánchez practicó siempre una retórica tramposa para evadir lo que le correspondía hacer frente a esa caída al abismo, artilugio del que fue parte su responsable en esa materia, Fernando Luevanos Acevedo, ahora nombrado titular de la recién creada Secretaría de Seguridad Ciudadana. Por eso, aunque a éste lo legitime su larga trayectoria en la corporación, en su precedente inmediato no rindió buenas cuentas.
“El Chino” no puede sustraerse de la parte de responsabilidad que le toca en la generación de la atmósfera de impunidad, corrupción y decadencia que le ha arrebatado la tranquilidad a las familias honestas que también ahí existen. Él es corresponsable de ese oleaje oscuro sin control, que también ya arrastró a la muerte a dos comunicadores, cada uno en sus particulares circunstancias.
Ernesto Méndez: fue puesto en la ruta de la muerte…

En el caso de Ernesto Méndez Pérez, del que Gerardo Sánchez se decía su amigo (aunque a varios días de su deceso en agosto de 2022 la familia de éste aseguraba que ni las condolencias les había dado), cualquiera que transite en los círculos cercanos a la política y los negocios que se hacen alrededor del poder local, puede dar cuenta como el director del medio “Tu Voz”, ya tenía tiempo que había relegado el trabajo propiamente reporteril por dedicarse a actividades empresariales a la sombra de gobiernos municipales de la región noreste, y uno principal el que en ese momento encabezaba el priista con quien había trazado afectos y una cotidiana comunicación.
Solo quien finja ceguera podría negar que, sin la anuencia del mandatario, Méndez Pérez no hubiera obtenido la licitación de la feria regional, lo que muy probablemente fue lo que lo puso en la ruta de la muerte. Se trataba de un negocio por varios millones en el que apenas incursionaba, el monto más alto que hasta ese momento había establecido en su papel de proveedor con presidencia. A días de comenzar con los eventos, fue ultimado en el expendio de su propiedad, pero no al convivir con amistades como afirma la versión oficial, sino al momento de descargar de su camioneta cartones de cerveza que minutos antes había sacado de una bodega cercana que rentaba.
Raúl Irán Villarreal…

En el caso de Raúl Irán Villarreal Belmont, por el contexto y momento en que se dio su deceso, si la Fiscalía General del Estado hace un trabajo serio tendría que recoger, entre otras, la versión del actual alcalde panista Rubén Urías Ruiz del que, por cierto, aún no se observa que afronte el contundente juicio popular que ya pesa sobre él. Pero habiendo acontecido ese homicidio en el marco de un pueblo sin ley que el priista Gerardo Sánchez alentó durante seis largos años, siempre quedará la pregunta cómo se habría modificado el rumbo de la realidad y el destino de las personas, si los gobernantes no hubieran dejado el camino libre a la delincuencia y fortalecido un ambiente social degradado, como lo han hecho ya durante mucho tiempo quienes han estado al frente de la presidencia de San Luis de la Paz.
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