Imposible vivir con la pobreza a cuestas
Tomás Mustos Muñoz
Antes de cancelar los proyectos democráticos que aún contienen sus leyes fundamentales, los Estados Nacionales, deben fomentar entre la población el ejercicio de la autocrítica e impedir que los efectos del consumismo puedan derivar en formas de organización social que incrementen la desigualdad.
Nadie puede negar que las grandes ciudades muestran los efectos positivos de la ciencia aplicada a la industria, al comercio, la empresa y los servicios. La modernización de las vías de comunicación; el confort de hoteles y restaurantes; la comodidad de la banca digital; el teléfono celular y mil avances más. Pero no podemos afirmar los mismo en materia de bienestar colectivo.
Es necesario que las escuelas de todo rango no queden a la zaga por falta recursos económicos; es urgente que las escuelas normales, intensifiquen la preparación de los egresados, para que su valioso concurso, ayude a entender y preparar los caminos para la sociedad igualitaria.
Una sociedad desigual, por razón natural, genera divisiones. Muchos, de los que aún sobrevivimos, recordamos los zaguanes de las casas abiertos, con agua fresca en las tinajas para responder al mandato: dar de beber al sediento. Nadie dudaba en mantener abiertas las puertas de sus casas. El hogar y la escuela eran lugares intocables por el delito. Empero, en una crítica sana y sin buscar culpables, debemos responder a la pregunta ¿dónde perdimos la intención por la justicia social?
Las élites de la sociedad, deben ejercer un liderazgo humanista, para evitar que la tendencia suicida se incremente y valoremos cabalmente, lo que hemos heredado. Por lo pronto, desde el general Diaz no hemos vuelto a padecer una dictadura. Pero eso no nos disculpa de los rezagos sociales que tenemos y de la desigualdad que lleva a un número creciente de la población: hombres mujeres y niños, a la pobreza. Debemos aprovechar la esperanza de vida que tenemos y calcular cuales son las expectativas de ella y, en función de los resultados, planificar un sistema de economía mixta, que sirva de apoyo al Estado de Bienestar, al que todos debemos aspirar y contribuir.
No debemos pensar y actuar bajo la premisa de que todo pasado fue mejor; pero tampoco utilizar el concepto cambio, como sinónimo de evolución. La historia debe ser maestra de la vida, interpretada como experiencia para no repetir lo que nos llevó a una crisis, sino como punto de partida para crear las condiciones que permitan que el Estado tenga, como objetivo, mantener en la población un estado de salud mental, capaz de aceptar como base, la auto crítica, fundada en el pensamiento lógico.
Establecer las consecuencias del pensamiento mágico y la imitación en la vida social, especialmente en quienes disponen de los aparatos de la economía nacional y mundial; así como las consecuencias de la intervención de los ´poderes fácticos en el desenvolvimiento de los Estados Nacionales es inaplazable.
Una población en la que la desigualdad se incrementa progresivamente debe llevar a quienes se ocupan de la cátedra, en las escuelas de todo nivel y a las cúpulas de los partidos políticos, a trabajar intensamente para evitar la ruptura violenta de las instituciones, a través de la vigencia de un sistema político y económico capaz de regular la opulencia y combatir la miseria. De lo contrario, cualquier Estado sufrirá el castigo que los poderosos imponen en forma de dictaduras.
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