Juan Diego: alcalde que no oye, ni ve….
Muy bien le haría al alcalde de Victoria, Juan Diego Ramírez Rincón, atender la convicción católica de que estos días deben ser de retiro y reflexión, pues falta le hace revisar por qué se hace sordo y ciego ante situaciones que afectan la tranquilidad y la calidad de vida del pueblo que gobierna.
El caso es que, ocupado como todos sus colegas del rumbo en repartir tinacos y pacas de pastura; además de enlozar calles, y a pesar de ser tan joven, carece de bríos para atender aspectos de la realidad que no son menores: en su tierra también el desgobierno ha ganado terreno.
Resulta que, a dos cuadras de Presidencia, en lo que llaman ‘explanada de la Conasupo’, (techada hace cinco años, lugar donde se instala un tianguis) hay quienes, a deshoras, realizan actividades que afectan el descanso y la salud de los vecinos. Se ha vuelto común que personas se reúnan en ese sitio, a altas horas de la noche, con música en volumen excesivo, detonando armas y en ocasiones, incrementando el ruido con ‘arrancones’. La molestia se repite durante el día con situaciones conflictivas, donde al calor de las copas, se perturba la vida del entorno. La Policía, pese a que se encuentra a dos cuadras, no hace rondines en la zona y si pasa, se va de largo.
Mientras, en ese rumbo, familias enteras que trabajan no pueden conciliar el sueño, el alcalde descansa plácidamente al otro extremo del poblado; y no sólo él: a sólo dos o tres cuadras viven los regidores del PAN, José Alfonso Zúñiga y María Amparo Reséndiz; además de Martín Hernández, de Nueva Alianza. Ni modo que estos ediles no se den cuenta de que esa área, donde ellos mismos habitan, está convertida en un espacio de impunidad. Sobre todo, porque la problemática no comenzó este año, y debieron saberlo, pues los dos últimos regidores, durante 2022, fueron vocales de la Comisión de Seguridad Pública, Tránsito y Movilidad.
Juan Diego, conoce perfectamente lo que acontece, pero le da la vuelta a ese tipo de problemáticas, dejando ver que es de esos a los que el poder sólo les importa cuando tiene glamour o cuando sirve para cortar listones; pero no cuando se necesita mano firme para aplicar los reglamentos, que regulan la convivencia social y resguardan el derecho al descanso.
Otro clavo en la cruz de Juan Diego…
Este alcalde panista reportó haber recibido múltiples donaciones en especie para su campaña, por ejemplo: Ana Yazmín Quiroz Martínez aportó “mil pulseras, 52 lonas de 1.0x1.50 mts”, luego sería directora de Casa de Cultura, aunque hace semanas renunció. María Amparo Reséndiz García donó “pinta de nueve bardas”, fue directora de Turismo en el gobierno de Berenice Montes y actualmente es regidora. Angélica Amparo Camacho Jaime, quien en una administración anterior atendió el tema de los migrantes, donó “dos mil volantes doble cara a color tamaño media carta”. Nathalí Paloma García Chavero, exregidora y en otro momento subdirectora de Educación, puso la “malla sombra para el cierre de campaña”, en esta administración es subdirectora de Ecología. María de Jesús Suárez Andrade, quien actualmente tiene el puesto de “coordinador programas especiales” en Tesorería, hizo la “donación de lona, malla sombra, sonido y estructura metálica para eventos en Tazajillo y Comité Municipal”. Alma Edith González García, regidora en la administración 2018-2021 sumó a la campaña “52 lonas de 1.0x1.50 mts, cuatro lonas de 2.90x1.50”. Los suplentes de la planilla de Acción Nacional, Eduardo Dorado Suárez y José Reymundo Copado, dieron “papelería y 50 microperforados de 50x25 cm.”, éste último es ahora administrador del DIF. Gabriela Hernández Ortega, esposa del candidato, donó “10 camisas y 10 playeras”. Luis Antonio Charre Verde, actual director de Desarrollo Social, colaboró “con servicio de perifoneo y jingle”.
Estos datos muestran que muchos simpatizantes panistas pusieron su granito de arena y ahora están en la nómina, aunque eso que se reportó oficialmente como donaciones son cosas pequeñas, porque se cuecen aparte los recursos económicos y materiales que dan los proveedores y contratistas en las campañas políticas, no sólo por sus montos, sino porque no se contabilizan legalmente y puede considerarse dinero electoral sucio. Por cierto, aquellos meses hubo trascendidos de que cercana la nominación a la candidatura de Ramírez Rincón, un exalcalde comenzó a pasar la charola entre gente que suele buscar o licitar contratos de obra pública en esa alcaldía.
Sin embargo, se debe señalar que siendo tantos los benefactores en especie que le apostaron al triunfo de Juan Diego, a ninguno se le ocurrió donarle a este muchacho una buena dosis de arrojo y valentía, virtudes elementales para cualquiera que aspire a hacer algo digno desde el efímero poder.
Y el remache estilo Pilatos
Un gobernante de pueblo chico inevitablemente tiene que conectarse con realidades muy cotidianas y afrontar situaciones prácticas del diario vivir, sólo que muchos rehúyen los asuntos delictivos y las problemáticas espinosas, algunos por razones sospechosas, otros por tibios y timoratos, ya que comparten con sus paisanos la misma tortillería, el mismo mercado, la misma parroquia, el mismo jardín. Cualquiera que sea el caso, del alcalde de Victoria, el hecho es que ha sido omiso ante los desmanes que se reportan en esa explanada; por cierto, cubierta con un techado de lámina que en 2018 se obstinó en construir el expresidente Héctor Teodoro Montes, actual delegado de la SEG, obra que tuvo el oneroso costo de 9 millones 998 mil pesos.