Viernes, 10 Enero, 2025

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La presión que vive la clase media

Opinión

Cecilia Durán Mena

Las clases sociales son la manera en la que una comunidad se organiza y se divide. Son una forma de estratificación poblacional en la que se crean grupos de individuos que comparten algunas características en común, que puede ser cultural, económica, laboral, demográfica y de todas clases. Esta composición organizacional nos lleva a entender el grado de progreso de cada región. El anhelo de toda comunidad es que existan pocos o ningún pobre, una capa amplia de clase media y unos cuantos ricos. El progreso se da cuando el segmento más ancho de la gráfica es el de la clase media.

Un discurso muy usado por los políticos en tiempos de elecciones es que lucharán contra la pobreza que hay en su región. Lo hemos oído hasta el cansancio. Sucede en México y en el mundo, no tenemos la exclusividad. Lo que llama la atención es cómo muchos quieren abatir la pobreza y provocar progreso cuando ni siquiera saben de qué se trata. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) alertó que, sólo en los dos primeros años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la población en situación de pobreza creció en 3.8 millones de personas y en 2.1 millones las personas en pobreza extrema. Pero, ¿qué es ser pobre y cómo sabemos a qué clase social pertenecemos?

De acuerdo con el Banco Mundial, las personas que pertenecen a la clase media, perciben un salario menor de 14.81 y hasta 81 dólares al día. Es decir, de un ingreso diario que dependiendo del tipo de cambio del día, queda en alrededor de mil trescientos setenta pesos pesos, por lo que el sueldo mensual es de 41 mil 310 pesos. Claro, mucho depende del contexto en el que se viva, no rinde igual el dinero en una metrópoli que en una zona rural. 

Una verdad contundente de nuestros días es que los hogares de clase media se sienten abandonados y han cuestionado los beneficios de la globalización económica. En muchos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, los ingresos medios han crecido menos que el promedio y en algunos no han crecido en absoluto. Los efectos de la inflación han golpeado a este sector de la población y en muchos casos, el impacto los ha expulsado y los ha precipitado al segmento de pobres.

La OCDE ha documentado que la inseguridad económica afecta a más de una de cada tres personas es económicamente vulnerable, lo que significa que carecen de los activos financieros líquidos necesarios para mantener un nivel de vida en el nivel de pobreza durante al menos tres meses. Las consecuencias son tristes: los niños nacidos de padres que no completaron la escuela secundaria tienen solo un 15% de posibilidades de llegar a la universidad, en comparación con un 63% de posibilidades para los niños cuyos padres asistieron a la universidad. Los resultados de salud, e incluso la esperanza de vida, también están fuertemente influenciados por los antecedentes socioeconómicos.

La clase media es la que más padece en todas partes del mundo. México no es la excepción. Las familias de  profesionistas asalariados que tienen empleos estables y con prestaciones son cada vez más raras. La gente pierde sus empleos y se topan con graves dificultades para encontrar un nuevo trabajo. El envejecimiento de la población mexicana hace más complejo que en los hogares haya dos personas con trabajos formales. La edad laboral se ha estrechado. Además, la tecnología ha automatizado varios trabajos de calificación media que solían ser llevados a cabo por trabajadores de clase media hace unas décadas.

Por otro lado, los costos de algunos bienes y servicios como la vivienda, que son esenciales para un estilo de vida de clase media, han aumentado más rápido que los ingresos y la inflación general. La capaciddad de ahorro se ha reducido y en algunos casos, las familias se han endeudado. Lo triste es que se enganchan con deudas en tasas muy altas, consiguen créditos en las aplicaciones bancarias o en las tarjetas de crédito y se sumen en compromisos que les será difícil de enfrentar.

El último informe de la OCDE arroja luz sobre las múltiples presiones sobre la clase media. La ocupación laboral, el consumo, la riqueza y la deuda, así como las percepciones y actitudes sociales se han deterioriado y las iniciativas políticas para abordar las preocupaciones planteadas por la clase media, no protegen los niveles de vida de la clase media y la seguridad financiera frente a los desafíos económicos. Es triste ver hasta qué punto los hogares han visto su nivel de vida estancado o disminuido, mientras que la corrupción avanza. Lo sabemos porque se vive en la cotidianidad y sus estragos se padecen en la vida de todos los días.

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