San José Iturbide: cuando se arrodillaron ante el dinero... (1996: El paraíso que vendrá...)
A finales de los noventa, en San José Iturbide ya había algunas maquiladoras y empezaban a multiplicarse los foráneos, pero todavía se respiraba un ambiente de pueblo tranquilo y con identidad. En sus calles podían verse personas como Bartolo, recolector de cartón que usaba una bicicleta muy adornada, o don Francisco, artesano instalado en la parada de autobuses que ofrecía minúsculos rostros de transeúntes tallados en huesos de aguacate. Aunque por esas fechas ya era inminente la instalación del Parque Industrial “Los Nogales” sobre una superficie de 550 ha, promocionado como el más grande de América Latina.
Una tarde incursioné en la zona que pronto sería poblada por empresas trasnacionales, eran extensos campos con nogaleras y sembradíos de brócoli, los trabajadores entre surcos, con colotes en la espalda, recibían un salario de 18 pesos por día, durante generaciones habían cultivado esa propiedad de la familia Torres Landa. Entre la fertilidad, se observaban caseríos y nopaleras, sus moradores eran dueños del solar, pero la tierra de sembradío era ajena. Sus “patrones”, al paso de ir acumulando tierra, los habían condenado a servir como jornaleros en un suelo que siempre trabajaron y que nunca sería suyo.
Al pie del cerro del Galomo, una construcción contrastaba con esos islotes de pobreza: tenía cancha de tenis, alberca, un amplio sendero con pasto y pinos, ahí entrenaba el famoso boxeador Salvador Sánchez antes de morir. En ese lugar recién había estado el entonces gobernador Vicente Fox, departiendo con los Torres Landa, con empresarios y políticos. Los congregó la presentación comercial del proyecto que ostentaban como “la respuesta al reto económico del norte del estado”, anunciaban una inversión inicial de 30 millones de dólares.
En una brecha polvorienta, un campesino ya viejo y con zapatos de futbol, me relató que ese día llegaron muchos automóviles “puro carro bueno, puro rico se juntó ahí”. Aún no lo sabía a ciencia cierta, pero había oído que cambiaría de “patrones”. Aquel hombre desconocía que su vida, casa y nopalera, ya eran parte de una maqueta, solo mencionaba que en un punto de la carretera federal 57 “ya pusieron banderas de muchas naciones”. Decía sentirse confiado, porque, según él, no hay ley que lo obligara a dejar el solar donde llegó al mundo, aunque sabía de una localidad cercana cuyos ancianos, hombres, mujeres, niños, puercos y gallinas, habían sido cambiados de sitio para dejar el lugar a una fábrica. Aquel campesino, acostumbrado al cigarrillo barato, ahora veía transitar ostentosos Mercedes Benz, en tierras que nunca fueron suyas, en las que guardaba el sudor de sus ancestros.
Era el año de 1996 y la historia de ese municipio estaba por dar un giro radical. Aunque solo unos cuantos se preguntaban qué pasaría con el agua, con los desechos, con la seguridad pública.
Abril 2024: el paraíso que nunca llegó…
(Cifras de la inseguridad, delincuencia,y degradacion…)
La alcaldesa con licencia Cindy Arvizu Hernández, de 1994 hasta 2006 laboró en algunas de las maquiladoras instaladas en San José Iturbide, después vendría su incursión a la función pública. Hace tres décadas era asistente de Recursos Humanos en Inland Corrugados, así que cuando consiguió encabezar el ayuntamiento seguramente no desconocía los efectos colaterales más ominosos provocados por la industrialización.
En octubre de 2021, cuando le entregó el cargo Genaro Martín Zúñiga (discípulo de Juan Manuel Oliva pero converso a Morena, y ahora otra vez candidato a la alcaldía por el Partido del Trabajo), ya estaba desatada y con manos libres una espiral delincuencial, y desde hacía mucho también habían entrado en franco declive los valores comunitarios. Por sus primeras decisiones en materia de seguridad, parecía que Arvizu Hernández -al contrario de sus antecesores- no simularía y afrontaría esa problemática, sin embargo, hasta su reciente retiro (ahora busca relección) cifras proporcionadas por la Fiscalía General del Estado muestran que con ella tampoco hubo un giro que pusiera en mejor ruta al municipio: la delincuencia sigue galopante y nada contiene el deterioro social.
Aquí las estadísticas oficiales: en los últimos 27 meses (de enero 2022 a marzo 2024), han sido detenidas 199 personas por el delito de narcomenudeo. También se registran cuatro casos de investigaciones substanciadas como feminicidio. En el rubro de Investigaciones iniciadas por “delitos generales” la cifra es exorbitante: 2 794, desglosados de la siguiente manera: abuso de confianza 40, abuso sexual 44, acoso sexual 10, allanamiento de morada 8, amenazas 223, despojo 37, extorsión 29, falsedad 1, falsificación 40, fraude 132, homicidio culposo 61, hostigamiento sexual 3, incumplimiento de obligaciones 28, lesiones dolosas 387, daño en propiedad ajena 377, robo de ganado 5, otros robos 1 369.
En la información proporcionada por la Fiscalía resulta inquietante que a pesar de las recurrentes notas informativas de asesinatos, por el delito de homicidio calificado, en esos 27 meses solo se iniciaron 12 investigaciones; mientras que por robo calificado 613. Igualmente, a pesar de los frecuentes hechos de violencia, no se tienen registradas carpetas con detenido por el delito de portación de arma de fuego, ni por asociación delictuosa.
Aun considerando que hay delitos que no todas las víctimas denuncian, por ejemplo la extorsión, los números son contundentes y retratan la creciente degradación social.
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
Hace 28 años, cuando aquel campesino con zapatos de futbol caminando entre los campos donde ahora solo hay fábricas, me dijo que había oído tendría nuevos “patrones”, tuvo mucha razón, pero no solo él estrenó encomenderos, sino todos sus paisanos, incluidos los sacerdotes, obispos, políticos y gobernantes iturbidenses, quienes desde finales del siglo pasado han puesto las instituciones al servicio de esos capitales transnacionales. Desde hace tres décadas todos viven arrodillados ante el santo patrono del dinero.