Sábado, 25 Enero, 2025

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Sugar Man

Opinión

Otto René Cáceres Parra

El colonialismo experimentado en Sudáfrica por el Imperio Británico y los Países Bajos (también llamados afrikáners) se disputaron el control político, económico y social de la zona. Para finales del siglo XIX se implementaron las primeras políticas de segregación en la población sudafricana, dando lugar al apartheid (separación en lengua afrikáans) como ideología racista, impulsada principalmente por los colonos europeos de origen neerlandés, cuyo objetivo sería el mantener sus privilegios frente a la población autóctona (para ese entonces, la población del país se encontraba compuesta por 67.7% de población negra, 21% de blancos, 8.8% de mestizos y 2.5% de asiáticos) y bajo la cual, la raza blanca debía guiar igualmente a todos grupos raciales para vivir, de esta manera, en forma pacífica y civilizada.

En principio, las políticas segregacionistas fueron un intento por detener el mestizaje (característica de los barrios populares), pues el mantener esta separación suponía ser un elemento primordial para la evolución y desarrollo del país a través del cumplimiento, por parte de estos grupos, de diferentes funciones y ordenes, con acceso diferenciado a recursos, bienes y derechos.

A partir de la implementación de diversas normativas y expresiones políticas segregacionistas se generaron resistencias y protestas entre la población, fundándose en 1912 el Congreso Nacional Nativo de Sudáfrica, que se convertiría más tarde en el Congreso Nacional Africano (CNA), mismo que encabezaría la lucha contra las leyes racistas a través de acciones de protesta y desafío público a estas medidas, por medio de actos de resistencia pacíficas. El arribo al poder, en 1948, del Partido Nacional en Sudáfrica, hizo del apartheid una política de Estado, radicalizando su postura, en cuanto a que la población de origen racial, que constituía para entonces al 80 por ciento, diferente a la blanca, conviviera en condiciones de igualdad y armonía, aprobándose 317 leyes que legalizaban el racismo, lo que llevaría a la masificación de los movimientos antirracistas, transformándose los objetivos de la resistencia, de un reconocimiento de sus derechos humanos, a un movimiento de liberación nacional.

En 1960, una manifestación pacífica, llevada a cabo en la localidad de Sharpeville, es reprimida, asesinando a 69 personas negras de manos de la policía, así como emitir desde el gobierno la prohibición al CNA y otras organizaciones políticas. Durante este decenio diversos escritores, artistas, músicos, deportistas, entre otros, llevarían a cabo movilizaciones en apoyo al movimiento de liberación, a la vez que diferentes países implementarían diversas medidas en contra del régimen sudafricano, tales como bloqueos de acuerdos económicos y comerciales, así como el veto por parte de diferentes comités, de participar en justas deportivas (juegos olímpicos, automovilismo, FIFA, Copa Davis, Rugby World Cup, entre otros). A partir de entonces, los movimientos de resistencia se organizarían de manera clandestina, comenzando a llevar a cabo acciones violentas como método de protesta. 

En 1963, a raíz del escalamiento de los conflictos, el gobierno declara Estado de emergencia, lo que llevaría al arresto de 18,000 ciudadanos sin mediar órdenes judiciales, la mayoría líderes y manifestantes negros, entre ellos el líder del CNA, Nelson Mandela, siendo acusado de incitar a la huelga de los trabajadores, dejar el país sin permiso alguno, sabotaje y conspiración contra el gobierno, siendo condenado a cadena perpetua en la prisión de la isla de Robben, confinado a una celda húmeda, realizando trabajos forzados picando piedra, siendo transferido después, a una mina de cal.

En la década de los 70’s los conflictos armados se intensificaron en Sudáfrica, multiplicándose las protestas y aumentando represivamente la respuesta del gobierno. En 1976 sucede la masacre de Soweto, barrio en el oeste de la ciudad de Johannesburgo, cobrando la vida, a manos de la policía, por medio del uso de armas de fuego de largo alcance, de 566 personas negras, entre ellas 23 niños y niñas, así como mil heridos, de un aproximado de tres mil manifestantes.

Es en este contexto es que la figura musical de Sixto Rodríguez, también conocido como Rodríguez o Sugar Man, tema emblemático de su primera producción discográfica, cobra relevancia y cuyo legado musical, de tipo Folk-Rock, perdura hasta nuestros días.  

La figura de este personaje es en sumo interesante, si bien es considerado el “Bob Dylan” de Sudáfrica, no lo sería así en su país de origen, Estados Unidos, donde grabaría sus dos discos emblemáticos, Cold Fact y Coming From Reality, pasando desapercibidos ante el público. Oriundo de la ciudad de Detroit, una de las ciudades por aquel entonces con mayores problemas de pobreza y violencia de la unión americana, oficinista, obrero de la construcción y candidato menor (sin apoyo) a diversos puestos de elección popular, refleja en sus canciones el desencanto, protesta contra el sistema imperante, la guerra de vietnam, la desigualdad racial, el abuso contra las mujeres, las costumbres sociales, así como la crudeza citadina y laboral, volviéndose de inmediato una celebridad en Sudáfrica, siendo su figura aquella que encarnara el himno antiestablishment (antisistema), volviéndose el álbum Cold Fact, la banda sonora de la vida de gran parte de la población sudafricana de entonces, junto a producciones como Abbey Road de los Beatles y Bridge Over Troubled Water de Simon y Garfunkel. Incluso, algunos de sus temas serían prohibidos por el régimen del apartheid, consiguiéndose solamente en copias pirata en cintas de casete y posteriormente en CD.

…todo ello sin que Rodríguez tuviera conocimiento de la popularidad generada por su talento, siendo, de hecho, más popular que Elvis en esa parte del mundo.

Sus fanáticos en Sudáfrica, aislados hasta cierto punto del mundo, creían que gozaba de fama y reconocimiento en Estados Unidos, creando todo un mito a partir de su figura, escuchando y generando diversas versiones en donde el músico habría muerto en un escenario en Moscú durante un show poco favorable de un balazo en la sien, o que muriera quemado al prenderse fuego frente a una audiencia en otro lugar, ser víctima de una sobredosis, encontrarse cautivo en una institución mental, o encarcelado por asesinar a su novia, entre otras historias.   

Sería hasta mediados de los años noventa que el cineasta sueco Malik Bendjelloul escriba y dirija el documental Searching for Sugar Man (Buscando a Sugar Man), inspirado por la historia y los esfuerzos de dos admiradores de Rodríguez, Stephen "Sugar" Segerman (dueño de una tienda de discos en la capital sudafricana, Cape Town) y el periodista Craig Bartholomew Strydom, quienes intentaban descubrir si la muerte del músico era cierta o que suerte habría experimentado de seguir con vida.  

Se dice en el argot cinematográfico que un documental será exitoso si buscando una historia se termina contando otra. Y eso es precisamente lo que aconteció. Sus esfuerzos los llevaron a encontrar a Sixto en Detroit, trabajando en obras de construcción, invitándolo en 1998 a Sudáfrica, organizándole una gira de seis conciertos agotados en coliseos con una capacidad para 5,000 personas. A partir de ello, Sugar Man, se dedicaría a tocar en diversas partes del mundo (Inglaterra, Suecia y otros), así como diferentes festivales (Coachella o Glastonbury), siendo “redescubierto” en su tierra natal, volviéndose a editar sus discos en 2007 y 2009. En 2012 la película ganaría el Oscar como mejor largometraje documental.

En 1990, daría inicio el proceso de eliminación de las leyes discriminatorias en Sudáfrica, legalizándose la actividad del Congreso Nacional Africano, liberando a los diferentes presos políticos, entre ellos Mandela. Después se iniciarían las negociaciones con representantes de los diferentes grupos políticos, derogándose al año siguiente todas las leyes discriminatorias, acordando la creación de una nueva Constitución nacional. En 1993, la nueva Constitución establecería los derechos fundamentales de todos los sudafricanos, sin distinción de raza y participación libre, para toda la población mayor de edad, en las elecciones presidenciales, siendo elegido, al año siguiente, Nelson Mandela como el primer presidente de raza negra en Sudáfrica, dando con ello fin al régimen del apartheid.

Sixto Rodríguez, quien vivió gran parte de su éxito en la oscuridad, y que años después, con su regreso a la música, giraría por varias partes del mundo, murió el pasado miércoles 9 de agosto, a los 81 años de edad, pasando a la historia del rock como el mejor cantante y compositor de protesta del que la mayoría de la gente nunca ha oído hablar, siendo la suya una verdadera historia de talento ignorado, mala suerte, oportunidades perdidas y un final de Hollywood.

Descanse en paz Sixto Rodríguez, nos quedamos con sus canciones, su legado y una historia, en la que, sin duda, la realidad superaría a la ficción.  

“¿Quién lo hubiera pensado? Es como ganarse la lotería.”


@ottorenecaceres

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