De guardia a pintora: la inspiradora historia de Lidia Prado, quien transforma fachadas en Uriangato
Lidia Prado Alonso. Foto: Luis Telles
Uriangato, Guanajuato.- “Me gusta pintar, me gusta ver cómo es el cambio de las casas, pero lo que más me gusta es ver la reacción de las personas, ver cómo les da alegría y gusto ver cómo quedó pintada su casa por fuera; eso es lo que más me satisface”, dijo Lidia Prado Alonso, quien trabaja para una empresa que renueva el color de las fachadas de centros y barrios históricos del municipio.
Lidia, originaria del municipio de León, dijo que la necesidad de mantener a sus dos pequeños hijos, tras separarse de su esposo, la llevó a trabajar en una empresa que da mantenimiento a viviendas.
“Me gusta este trabajo; yo, como albañil, me dedico a los acabados”.
Recordó que empezó a trabajar como guardia de seguridad, pero desde que era niña le llamó la atención pintar.
“Se dio la ocasión de que me había aburrido de ser guardia y conocí a un maestro albañil, que me pidió que le ayudara. Me llamó la atención, y de ahí comencé. Ahorita trabajo para Infonavit en León, remodelo casas. Las entregan de segunda, no tienen puertas, y las arreglo. También hago trabajos de luz, fontanería, lo que haga falta de albañilería. Pero ahorita ya tengo siete meses trabajando para la empresa que trabaja para el gobierno del Estado. Mi primer trabajo fue en León, después fuimos a Yucatán, donde pusimos impermeabilizante; después pasamos a Apaseo el Alto y ahora nos tocó acá, en Uriangato”.
Lidia dijo que, cuando llegan al municipio, reciben una lista con la ubicación de las casas que hay que pintar en su fachada. Acuden y piden a los dueños que escojan el color de entre nueve opciones que traen.
“Mis hijos se quedan con mi suegra porque van a la primaria. Ella es mi apoyo, porque en este trabajo duramos de tres semanas a un mes. Nos quedamos en el municipio hasta terminar, pero cuando se da el tercer fin de semana, voy a ver a mis hijos. Aunque todos los días hablo con ellos a través de videollamadas, hay que estar al pendiente de ellos y de su abuelita”.
Recordó que empezó a trabajar como guardia de seguridad, pero desde que era niña le llamó la atención pintar. Foto: Luis Telles Finalmente, dijo que pintar la fachada de una casa no es tarea fácil, porque cuando están mal las paredes, hay que raspar donde la pintura vieja se está cayendo, porque si no, se le bota la pintura.
“Si no raspo, los encargados al revisar me regañan y tengo que regresar a hacer bien el trabajo. Entonces, para no hacer trabajo doble, hay que hacer un buen primer trabajo”.
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