El oficio más antiguo se moderniza
Las calles y centros nocturnos ya no son los principales escenarios del sexoservicio. Las plataformas digitales se convirtieron en un nuevo y lucrativo escaparate, ¿quién regula estás prácticas?
Le llaman ‘el oficio más antiguo del mundo’. Ha sobrevivido a través del tiempo, no sólo porque su oferta y demanda no desaparecen, sino porque ha evolucionado a la par de las dinámicas sociales.
El sexoservicio, su existencia incómoda, es un fenómeno multifactorial que puede abordarse desde múltiples perspectivas. Una de ellas, su regulación.
Correo informó que en Guanajuato, sólo en Irapuato y León se tiene un registro de cuántas personas lo ejercen.
Irapuato cuenta con 'La Chabela', histórica zona de tolerancia donde autoridades locales supervisan la portación de credencial de control de enfermedades de transmisión sexual, se exigen pruebas negativas de VIH y se ha conformado un padrón con datos generales.
En León sólo se cuenta con el registro de las consultas aplicadas a quienes se dedican a esta actividad.
Pero en el resto del estado opera en las sombras, sin un control claro que permita dimensionar no sólo cuántas personas lo ejercen, sino las consecuencias y riesgos en materia de salud.
Hay otro punto fundamental. Las calles y centros nocturnos ya no son los principales escenarios de este negocio. Las plataformas digitales se convirtieron en un nuevo, lucrativo y discreto (esto es cuestionable) escaparate.
Zona de tolerancia virtual
Toda red social impone sus políticas de censura. Imágenes, grupos con fines dudosos y recientemente hasta palabras, son frenadas por los filtros de los gigantes del Internet.
Es curioso cómo en plataformas como X usuarios deben escribir "desvivir" para evitar la palabra "morir", "desvivirse" para no mencionar el suicidio, mientras es posible encontrar todo tipo de videos con contenido sexual o violento.
Elon Musk, el gigante de la tecnología, decidió dar luz verde a tales publicaciones al considerarlas parte de la "libertad de expresión", al rehusarse a la censura (que tantos conflictos hasta políticos comenzó a causarle).
Dichos videos son la punta del iceberg. X es un catálogo de cuentas de Only Fans, cuentas de personas que promueven servicios sexuales, grupos swinger. Cualquiera (subscriptor o no) tiene acceso a ello. En contraparte, cualquiera puede ofrecer sus servicios bajo sus propias condiciones.
Ni siquiera es necesario hacer una búsqueda específica y dar con estas cuentas; usan los hashtags, los temas populares, para llegar a toda persona que siga las tendencias del momento.
¿Quién regula este contenido? La plataforma ofrece la posibilidad de reportar publicaciones, como todas las demás, a través de un formulario donde se expongan los motivos. Para retirar un post, más que la cantidad de denuncias, se analiza que estas sean legítimas. Y aquí topamos nuevamente con un área gris, ¿de quién depende determinarlo?
En México existen leyes e iniciativas para regular las plataformas digitales. Sin embargo, al momento, sólo abarcan rubros como el hospedaje y cadenas de reparto de alimentos (Uber Eats, Didi). El comercio carnal sobrevive lejos de la ley, en otra zona de tolerancia, ahora virtual.
Only Fans
Sabemos que dedicarse al sexoservicio es para muchas personas la única alternativa a la que las condiciones socioculturales las han orillado para ganarse el sustento. Las trabajadoras sexuales han sostenido por años una lucha en pro de sus derechos (humanos y laborales).
En medio de este panorama surgió una controversial manera de lucrar con el cuerpo: Only Fans.
Hombres y mujeres comunes, influencers e incluso celebridades, venden contenido íntimo a través de esta plataforma. Con toda libertad ponen precio a sus fotos y videos, y en algunos casos, a encuentros consensuados.
La existencia de Only Fans divide opiniones, sobre todo entre grupos feministas, respecto a si esta dinámica es un ejercicio de la libertad sexual, si es otra forma de complacer a un público en su mayoría masculino, si es simplemente otra manera de prostituirse.
La aplicación tiene reglas, prohíbe videos explícitos de violencia, maltrato animal, pornografía infantil, actividades ilegales, discriminación y acoso. Volvemos al punto que mencionamos anteriormente, esta regulación es interna. Lo que pasa en Only Fans se queda en Only Fans... O no, porque se han presentado casos de divulgación del contenido fuera de la plataforma.
La sombra de la trata
Guanajuato pasó a la historia por el infame caso de 'Las Poquianchis '. Las hermanas Delfina, María del Carmen, María Luisa y María de Jesús González Valenzuela fueron acusadas del asesinato de un centenar de mujeres. Sus víctimas fallecieron entre 1945 y 1964.
Las hermanas vivían de la trata de jóvenes. A más de medio siglo de distancia, la historia nos sirve para ejemplificar lo que podría ocurrir cuando el sexoservicio escapa a las leyes y opera al amparo de la corrupción y la clandestinidad.
Jorge Ibargüengoitia ficcionalizó el caso en su novela 'Las muertas'. A través de su humor habitual, el escritor reflejó la cruel realidad. El libro se centra (sin ningún tipo de apología) en los conflictos de las victimarias. Expone a las víctimas como lo que fueron, moneda de cambio, un vehículo, un objeto.
En Guanajuato, la trata de personas, al igual que el sexoservicio, no existe, no presenta registros en 2021 y buena parte del 2023. De acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado, en el sexenio 2018-2024 se presentaron 60 denuncias, 49% de ellas vinculadas a explotación sexual. Como siempre, la verdad se oculta en las cifras negras.
Horroriza pensar cuántos delitos desaparecieron del mapa junto con los datos referentes al sexoservicio. Urge investigar qué sucede detrás de estas prácticas, ya que el tema no tiene nada que ver con la moral, sino con la salud pública y los derechos humanos.
LO SUPERFLUO: Sin demanda no hay oferta. Negar la existencia del sexoservicio no abona a su control y monitoreo.
LO PROFUNDO: La facilidad que han dado las redes sociales a esta actividad no para de expandirse y evolucionar.