La resistencia egocéntrica
(No se puede ser juez y parte al mismo tiempo)
La evolución de la humanidad se ha dado, gracias a los grandes cambios en el pensamiento humano, así pasamos del oscurantismo al renacimiento, de una visión terraplanista (de que la tierra era plana), a otra de esfericidad. Del geocentrismo, al heliocentrismo y de ahí al modelo sistémico, como una visión integral de la realidad y el universo. Contrario a esto, ha tenido que enfrentar los conservadurismos, que pretenden mantener a toda costa el “statu quo” de sus privilegios. Frente a la reforma judicial, estamos viendo como el poder judicial exhibe sus profundas debilidades, al no querer aceptar los cambios, pues ello implica perder sus privilegios.
Aristóteles señalaba que el miedo consistía; en el dolor producido por la aparente presencia, o inminente cambio de algo malo o negativo, acompañado de una sensación de impotencia para repelerlo. El Poder Judicial de nuestro país, pretende vendernos una versión maniquea, exagerada y terrorífica acerca del futuro y el posible derrumbe de las libertades democráticas y de la justicia, como si México estuviese a punto de desaparecer; señalando al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, como el gran demonio, enemigo de todo lo bueno que hay en nuestro país. Para crear una distorsión cognitiva, una falsa premisa, para sembrar un pensamiento polarizado, que busca generalizar y bloquear el raciocinio, con base en creencias erróneas, que lleven a estados de ánimos alterados o exaltados y disfuncionales, en cualquier deliberación nacional, sin un verdadero análisis de los grandes retos que enfrentamos, con una simplificación negativa, se hacen las víctimas de las circunstancias, con un bloqueo emocional, sin herramientas, ni argumentos, ni recursos suficientes para superar el rechazo, de la ciudanía, parece que solo los mueve la envidia y el resentimiento de haber perdido el poder y perder sus privilegios, como único motivo que pueden plantear. Afectados de una total rigidez mental, un pensamiento polarizado, sin haber siquiera leído el dictamen aprobado por la comisión de puntos constitucionales, el cual si incluye la carrera judicial, los requisitos profesionales para poder ser elegibles, entre otros, es falso que gente sin estudios puedan ser elegibles para los cargos de ministros, jueces o magistrados, como pretenden hacerlo creer.
En Guanajuato en una total falta de apego a la verdad, a la congruencia y el honor, han salido a exigir independencia judicial, cuando todos sabemos los orígenes de sus integrantes, cómo han empanizado al Supremo Tribunal de Justicia en el Estado, cuando el propio gobernador a nombrando militantes de acción nacional, como magistrados y consejeros. La incongruencia que provocan. Convirtiendo esto en un teatro de lo absurdo y la locura; ahora jueces de distrito pidiendo amparo y suspensión. a sí mismos, actores con máscaras, donde la justicia no significa nada, más que un juego de locos. Debemos ser una ciudadanía capaz de pensar, razonar y actuar sin dejarnos arrastrar por el pánico que les genera quedar fuera del presupuesto.
Pareciera que viven en mundos imaginarios como los que se describen en la obra Elogio a la Locura, de Erasmo de Róterdam, publicado en 1511; que en sus páginas ironizaba las ventajas de la estulticia sobre la razón, describe como la ignorancia, les hace más agradable la vida a los líderes (políticos y religiosos). Describe a la locura como hija de Pluto y Hebe, criada por la ebriedad y la ignorancia, con sus leales compañeros: la adulación (Kolakia), el narcisismo (Philautia), la demencia (Anoia), el placer (Hedone), la pereza (Misoponia), la molicie, el sueño profundo (Egretos Hypnos), el olvido (Leteo) y la voluptuosidad.
El poder Judicial no logra generar respaldo y aceptación de la ciudadanía, a la que Fukuyama (1995) define como la expectativa que se genera en la sociedad con un comportamiento ordenado, cooperativo, previsible, basado en normas compartidas por todos sus miembros, en sus valores profundos como sociedad, el respeto a la vida y a la propiedad, sus códigos profesionales deontológicos.
El buen juez por su casa empieza; su comportamiento traiciona, rompe el corazón de los mexicanos; sus “hábitos del corazón”, al que se refería Alexis de Tocqueville. La forma de manifestar la confianza en la sociedad se basa, en la certeza o expectativa de que la otra persona se comportará de la forma en que uno prevé. Según Sztomka (1997) Explica que la confianza o desconfianza tienen un rasgo que se refuerza culturalmente. En nuestro caso podemos afirmar: El Poder Judicial en México ha desarrollado una desconfianza en la población, pues ha traicionado, las más profundas aspiraciones del pueblo, de justicia y solidaridad, bien estar social.
Nuestros jueces han evidenciado al final, que no son buenas personas, dignas de confianza, que decían ser. Que solo están defendiendo sus privilegios. Se han convertido en “juez y parte” en este conflicto. Ante su parcialidad e incongruencia, están pervirtiendo el juicio de amparo, concediéndose suspensiones en amparos improcedentes, contra actos inexistentes, pues la reforma ni siquiera se ha aprobado aún. Desde aquí les hago un llamado a la cordura y ecuanimidad, muestren un poco de dignidad y honren la toga que el Estado les otorgó, brindándoles la confianza, no traicionen la verdad.