El Camachazo
Hace 30 años, en 1993, Manuel Camacho Solís, uno de los políticos más reconocidos en el país, Jefe del Departamento del Distrito Federal, Secretario de Relaciones Exteriores y, ante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el sureste del país, Comisionado para la Paz en Chiapas; integrante del grupo político y cercano al entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari (amigos desde su paso como estudiantes en la Facultad de Economía en la UNAM), y mentor de Marcelo Ebrard (el cual colaboraría con él por varios años desde que éste fue su alumno en el Colegio de México), contaba con amplias posibilidades para ser nombrado como candidato a la presidencia de la República.
A pesar de ser uno de los principales operadores políticos del régimen, encargado especialmente de las negociaciones con la oposición, así como de la creación de amplias bases de apoyo y respaldo popular electoral en la capital, el 23 de noviembre de ese año, Salinas anuncia que el entonces secretario de Desarrollo Social, Luis Donaldo Colosio Murrieta (asesinado en marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana) sería postulado como candidato a la Presidencia. Ante ello, Camacho, rompiendo una de las normas no escritas de la sucesión presidencial, niega públicamente su apoyo a Colosio, renunciando en octubre de 1995 al Partido Revolucionario Institucional (PRI), convirtiéndose en el fundador, presidente y secretario general del Partido de Centro Democrático, siendo postulado por el mismo en el 2000 a la presidencia, obteniendo 0.6%, perdiendo el registro e incorporándose en 2003 al Partido de la Revolución Democrática (PRD), ocupando una senaduría por este partido en 2012, ejerciendo este cargo hasta su muerte en 2015.
Tal como su mentor, Marcelo Ebrard, ante el resultado desfavorable de las encuestas que le dieron el triunfo a Claudia Sheinbaum como candidata a la presidencia por MORENA, desconoció el proceso, exigiendo la reposición del mismo ante el gran cúmulo de irregularidades experimentadas, así como en el conteo de las boletas, acusando posteriormente a la dirigencia del partido de impedir por la fuerza el acceso de su equipo de campaña a las instalaciones del World Trade Center, en la Ciudad de México, donde se llevó a cabo el conteo oficial, golpeando elementos de seguridad a su representante, la senadora Malú Micher. Ante tales acontecimientos, Marcelo decide no asistir al evento oficial, donde se anuncia a Claudia Sheinbaum como la candidata electa, pronunciando posteriormente, ante medios de comunicación, que, de no atenderse sus argumentos, ya no tendría interés en continuar en MORENA.
El rompimiento con este partido, supondría la creación de una nueva plataforma política llamada Movimiento Progresista, recorriendo el país, a partir de hoy y hasta antes de que den inicio las precampañas el 4 de noviembre, encontrándose con todos los simpatizantes que el brindaron apoyo, explicándoles su posición actual, consolidando con ello su proyecto político. Sin duda, una multiplicidad de interpretaciones puede y serán generadas por el curso que tomen los acontecimientos, siendo algunas las siguientes:
Al ser un político con amplio reconocimiento, y aglutinar dentro de su movimiento político a los sectores inconformes, tanto de MORENA como del Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde (PVEM), es decir, aquellos que no se verán beneficiados con candidaturas a diferentes puestos de elección popular, cuenta con un amplio margen para seguir siendo considerado como un candidato competitivo. En este sentido, recorrer el país, al mismo tiempo que lo hará Claudia, supondría desgastarla, al no ser lo suficientemente competitiva, intentando ser considerado nuevamente, bajo este escenario, como candidato por el partido guinda.
Como se ha comentado antes en este espacio, las ventajas de Marcelo Ebrard como político y figura pública, posibilitaría su incorporación al partido Movimiento Ciudadano (MC), que comanda Dante Delgado, lo cual, si bien contempla una serie de ventajas en términos ampliación de simpatizantes, afiliados y niveles de votación, también supone un rompimiento en al interior de este partido con sectores que pudieran no ver a Ebrard como una opción política propia, prefiriendo a uno de los suyos. Otros cursos de acción serían consolidar su movimiento como partido político, compitiendo por la presidencia en 2030, o sumarse a la campaña de Xóchitl Gálvez con la que ha tenido diversos acercamientos.
Sea cual sea su decisión, el recurrir al manual camachista genera una repetición de la historia al desconocer el resultado de quien ha sido nombrado como candidato presidencial, rompiendo con el partido y formando su propio movimiento político en aras de continuar con su búsqueda por la presidencia de la República.
Decía Hegel que la historia se repite dos veces, complementando Marx que la primera como una tragedia, la segunda como una farsa; sin duda ambos estarían satisfechos.
@ottorenecaceres