Estudiantes vs. estudiantes
A diferencia del movimiento de 2019, el actual paro universitario se caracteriza por la ausencia del diálogo entre estudiantes y autoridades, no ha sido del todo pacífico y no existe unidad entre los alumnos, que es lo más grave.
El pasado 11 de septiembre, tras la elección unánime de Claudia Susana Gómez López como rectora general de la Universidad de Guanajuato, estudiantes tomaron instalaciones del edificio central en señal de protesta.
Alumnos realizaron pintas en rojo donde denunciaban corrupción y falta de transparencia en la designación de la sucesora de Luis Felipe Guerrero Agripino. Mientras autoridades universitarias declaraban a los medios que respetaban la movilización y las manifestaciones que conlleva, otros alumnos borraban las consignas y reprochaban los daños a su alma mater.
Mientras voluntariamente los diversos departamentos y sedes de la UG se sumaban al bautizado ‘Movimiento Colmena’, Salvador Hernández Castro, secretario de Gestión y Desarrollo, convocaba a los estudiantes inconformes con la protesta a congregarse de igual manera. La polarización que no permite que la lucha estudiantil tenga la misma cohesión que el histórico paro del 2019, se gestó desde arriba.
Es importante mencionarlo, porque luego de 20 días no ha habido un diálogo, mucho menos acuerdos, y las comparaciones con el movimiento de hace cuatro años son inevitables en medio de un ambiente donde predominan la hostilidad y el caos.
La colmena
Una colmena es una colonia de abejas organizadas de forma cooperativa. Sus integrantes son independientes, pero para sobrevivir dependen de la colaboración con sus compañeros.
Es un gran símbolo para representar a una comunidad universitaria. Sin embargo, en la realidad no funciona así; no ahora, cuando más se requiere.
Las imágenes de la calle Lascuráin de Retana repletas de jóvenes con pancartas, descansando en las banquetas, turnándose para cumplir las tareas que se distribuyeron para sostener un paro prolongado, quedaron para la posteridad en diciembre de 2019. La ciudadanía se solidarizó con los estudiantes que alzaban la voz contra la violencia de género y la inseguridad, luego del asesinato de Ana Daniela Vega.
Los universitarios lograron reunir al rector general, Luis Felipe Guerrero Agripino, al gobernador, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y al alcalde Alejandro Navarro. Entregaron un pliego petitorio (cuyo cumplimiento a cabalidad sigue pendiente).
¿Quiénes lideraban el movimiento? La colmena operaba en conjunto y de forma eficaz sin voces o rostros predominantes.
Que en aquel entonces la movilización involucrara a la sociedad civil por la naturaleza de sus detonantes, no es la única diferencia entre aquella protesta y la que inició este mes de septiembre.
El actual movimiento se caracteriza por la ausencia del diálogo entre estudiantes y autoridades. Agripino brilla por su ausencia, el gobernador ha dicho que se trata de un conflicto interno, Navarro acusó a los jóvenes de no haber tomado clases de civismo debido a sus intervenciones en eventos públicos.
El actual movimiento no ha sido del todo pacífico y no existe unidad entre los alumnos, que es lo más grave.
El necesario pliego
Las peticiones de las abejas giran en torno a la transparencia en el manejo de recursos, rendición de cuentas, transparencia en la designación de rector, cese a los casos de acoso. Podría parecer que son temas de interés para toda la comunidad UG.
Aunque se plantea que las discrepancias entre el ‘Movimiento Colmena’ y los estudiantes en contra de la toma de rectoría son de forma y no de fondo, es inevitable cuestionar las motivaciones de quienes acudieron al llamado de ‘rescatar’ el edificio central (en su mayoría, estudiantes de derecho).
Claudia Gómez presentó a su equipo de trabajo, que incluye a Salvador Hernández Castro, titular de Gestión y Desarrollo, el administrativo que admitió que se convocó a jóvenes en desacuerdo con la toma de rectoría, que confirmó con cierta torpeza de dónde provienen los intentos por dividir al alumnado.
Por otra parte, los intentos de un acercamiento de representantes del ‘Movimiento Colmena’ con directivos se han visto entorpecidos porque no hay un pliego petitorio unificado. El argumento, razonable, es que cada departamento tiene diferentes necesidades y denuncias. Pero los escuetos (aunque válidos) comunicados divulgados en redes sociales han reforzado la percepción de que estamos frente a un levantamiento desprolijo y tambaleante.
En busca de íconos
La palabra ‘histórico’ se ha usado en múltiples ocasiones para describir la toma de Rectoría. Universitarias transmitieron el pasado jueves un video desde el escritorio que corresponde a la máxima autoridad de la UG. Con los rostros cubiertos reiteraron sus exigencias y expresaron que no revelan su identidad porque no se les ha garantizado seguridad. Las imágenes recuerdan la ocupación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a cargo de colectivos feministas en 2020, a las fotografías que en particular capturó Sáshenka Gutiérrez.
Las abejas llaman a su comunidad y la sociedad en general a congregarse este 2 de octubre en la Alhóndiga de Granaditas. Fecha simbólica, sitio emblemático.
A través de íconos referentes a la libertad de expresión y la resistencia, buscan fortalecer su movimiento, debilitado y minimizado por esos personajes que desde su posición de poder no escuchan y además carecen de palabra.
La lucha, sus motivaciones, las formas en que se ha ejecutado son legítimas, dignas de escucharse y atenderse, pero entre las grietas de una colmena fracturada se filtran el descrédito, los abusos y la falta de apoyo.
LO SUPERFLUO: No hay un enemigo. No es contra la nueva rectora, han aclarado una y otra vez los integrantes del ‘Movimiento Colmena’, es contra de los vicios de un sistema que perpetuó Guerrero Agripino.
LO PROFUNDO: Las irregularidades podrían continuar con la llegada a la Rectoría de su ‘corcholata’, Claudia Gómez; su unánime designación, su negativa al diálogo, parecen anunciarlo.