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Trump, un retroceso en la evolución

Opinión

Juana Adriana Rocha

“¡Ella va a ganar!”, aseguraban los norteamericanos radicados en San Miguel de Allende el pasado martes 5 de noviembre.

Hope Bradberry, voluntaria que coordinó las votaciones desde las oficinas de Democrats Abroad, reveló el entusiasmo en torno a la posibilidad de que Kamala Harris fuera la primera presidenta de Estados Unidos, “es histórico”. Compartió que “las mujeres que tienen 80, 90 años, para ellas es muy emotivo votar”.

Pero no sucedió. Como un deja vu, el mundo experimentó la misma confusión de aquel 2016, cuando se anunciaba al empresario Donald Trump como triunfador.

México, un país donde el machismo es medular en la cultura y las dinámicas sociales, donde se contabilizan hasta 10 feminicidios por día, es hoy gobernado por una mujer que ganó la elección con una ventaja abrumadora.

¿Es la más grande potencia del planeta, epítome del primer mundo, aún más machista?

No fue la primera ocasión en que Trump enfrentó a una mujer en campaña, y su estrategia fue entonces la misma: un llamado a la misoginia. Llamado que siguieron todos aquellos que votaron por él.

Las mujeres vs. Trump

En 2016, Hillary Clinton perdió contra Trump a pesar de que obtuvo cerca de 3 millones más votos que el republicano (votación indirecta).

‘Lo que pasó’, libro que la demócrata publicó un año después, es un intento por responderse a sí misma la pregunta que la atormentó tras la derrota: “¿por qué?”

Clinton lo atribuye a la difusión de ‘fake news’ en su contra, la interferencia de Vladímir Putin, el sistema de colegios electorales, y sobre todo, la misoginia.

Días antes del segundo debate entre Clinton y Trump, salió a la luz una grabación donde el empresario de jactaba de haber tocado indebidamente a bastantes mujeres. “Eso fue una charla de casilleros”, se justificó el republicano, como todo aquel que es sorprendido en un acto de esa índole; traducción, “sí, lo hice, pero no se suponía que los demás debían enterarse”.

El nuevamente presidente pagó en total más de 88 millones de dólares a E. Jean Carroll, columnista que lo acusó de abuso sexual cometido en la década de 1990. En el juicio atestiguaron Jessica Leeds y Natasha Stoynoff, quienes compartieron historias semejantes, que evidencian cómo Trump aprovechaba el poder a su favor.

Antes de manifestar aspiraciones políticas era un millonario excéntrico que se codeaba con celebridades y aparecía en la portada de ‘Playboy’. Dato curioso, en la entrevista para dicha publicación de 1990, se planteaba como un juego hipotético buscar la presidencia, y aseguró que lo haría como demócrata.

La escritora Siri Hustvedt lo describe como un sujeto que tiene que hacer alarde constante de su masculinidad, sobre todo cuando su autoridad se ve cuestionada o amenazada por mujeres. Tras el reciente resultado de las elecciones, Hustvedt recordó que el republicano ha lanzado calificativos como “cerdas gordas”, “perras” y “animales repugnantes”, y “siempre han estado dirigidos a mujeres en posiciones reales de poder”. Señaló, además, que su retórica “ha dado permiso a sus seguidores (entre ellos muchas mujeres blancas) para participar abiertamente en una orgía colectiva de misoginia”. Ese llamado a un discurso de odio tuvo eco. Donald Trump obtuvo el 50.6% de los votos, mientras que Kamala Harris logró el 47.9%. Si bien, una contienda cerrada, pero que exhibe la división de ideologías y da cuenta de qué porcentaje de los estadounidenses apoyan (o bien, pasan por alto), la violencia de género que ejerce y ejerció su candidato.

Un hombre declarado culpable por violación habita por segunda vez la Casa Blanca.

¿Raza? ¿Género?

Kamala Harris no es sólo mujer, es una mujer racializada. Las mujeres negras representan el 7.7% de la población de Estados Unidos, un porcentaje que no resultó un gran impulso para la demócrata.

Entre las controvertidas declaraciones de Donald Trump, el presidente comparó los litigios penales que enfrenta, con la historia de abuso y discriminación que ha enfrentado la población afrodescendiente. Un torpe intento de empatía que condenó la portavoz de la Casa Blanca, Karine-Jean Pierre.

El racismo mostrado por Trump no fue un obstáculo para que sus votos entre los hombres negros e hispanos aumentaran en las encuestas de salida.

Analistas que no descartaban el factor racial como determinante en contra de Kamala Harris, se inclinan más por el factor de género, reconocen que existe desconfianza en una mujer gobernante. Adam Eichen, Jesse Rhodes y Tatishe Nteta, politólogos de la Universidad de Massachusetts Amherst, realizaron una encuesta al cabo de la cual concluyeron: "el sexismo sigue siendo una fuerza poderosa en la política de ese país y las cicatrices de la campaña de 2016, en la que este factor desempeñó un papel clave en la derrota de Hillary Clinton por Trump, siguen abiertas para los demócratas".

En entrevista para ‘The Times’, Clinton reconoce que desde la década de 1960 comenzó a condenarse y denunciarse el machismo y misoginia en la política. Pero eso no significa ni un triunfo para el feminismo, ni que los tiempos hayan cambiado gran cosa. Cuando se le sugirió atraer durante su campaña a los simpatizantes de Trump, se preguntó “¿a qué precio? ¿Volviendo la espalda a los refugiados y los inmigrantes? ¿Permitiendo la discriminación contra los negros y las mujeres? No me resulta un coste aceptable”.

Al final de su primer gobierno, la popularidad de Donald Trump llegó al 41%, el promedio más bajo de cualquier presidente de Estados Unidos desde finales de la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué pasó? Es una pregunta que no sólo se repite Hillary Clinton. Ahora también ronda la cabeza de Kamala Harris, y del mundo entero.

LO SUPERFLUO: Politólogos intentan atribuir el triunfo de Trump a la economía, a la campaña ‘al vapor’ de Harris, al sistema de votación indirecta.

LO PROFUNDO: Es innegable que detrás de cualquier candidato existen seguidores que concuerdan con sus ideas. ¿Así, tal como Trump, piensa la mitad de los norteamericanos?


 

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