Martes, 28 Enero, 2025

25 ℃ Guanajuato

Diálogo o confrontación

Opinión

Tomás Bustos Muñoz

El país vive momentos muy importantes para adelantar en su proceso democrático. El año próximo tendrán lugar elecciones en las que se confrontarán dos proyectos de nación. Por un lado, quienes optaron por cancelar el Estado promotor de bienestar, porque sostienen que el mercado determine el rumbo de la economía y, por otro, los partidarios de fincar el avance democrático, en el mejoramiento económico social y cultural del pueblo.

Será cuestión de que cada parte exponga sus planes y programas, para que sean los electores quienes determinen el rumbo que deberá tomar el país, en relación a la política económica más pertinente, para abordar temas torales como la violencia, la desigualdad; el tratamiento que deba darse a la escuela en todos sus tipos y grados y el perfil de los gobernantes que se encarguen de cumplir y hacer cumplir la ley.

El electorado deberá valorar si la competencia feroz pueda conciliar el interés de los miles de afectados por la desigualdad o la propuesta de una sociedad igualitaria, será el camino para fincar, sobre bases justas, el desarrollo. Desarrollo y crecimiento, son cosas diferentes.

Quienes son partidarios del desarrollo con base en la desigualdad, sostienen que, si la economía crece al impulso de una competencia descarnada, finalmente toda la población será beneficiada. Hasta ahora esa posición, convertida en dogma, ha incrementado alarmantemente el número de pobres. Cuando esto ocurre y la expectativa del desarrollo es sustituida por el crecimiento, la criminalidad avanza y todo es puesto en el mercado, incluida la dignidad humana.

Los marginados, incapaces de llevarse el pan a la boca y ver que la miseria es obstáculo para tener hijos o familiares saludables; o alumnos incapaces de adelantar en su educación por falta de alimento, caen en la desesperación y sus descendientes engrosan las filas de la criminalidad.

El trasfondo de los problemas más graves que nos aquejan, tiene su origen en factores de carácter económico que afectan la estructura social.

 La locura desatada, que nos impresiona todos los días, tiene causa en la orfandad; el bajo o nulo aprovechamiento de los alumnos en la educación de todos tipos y grados, requiere la acción de una sociedad respaldada por un Estado fuerte, que enfrente con decisión y autoridad moral, los problemas generados por la miseria y el abandono de instituciones fundamentales: la familia en todas sus modalidades, la escuela en todos sus niveles y grados y la política que habrá de empeñarse en llevar al poder, ciudadanos aptos para servir y sacar el trabajo gubernamental del mercado.

El diálogo sin conclusiones previas; la concientización creciente de la sociedad como obligación capital de la educación formal e informal a cargo del Estado; y, de manera especial, mediante la reeducación de los interesados en gobernar; son algunas medidas que ayudarían a esclarecer el camino para llegar a la concordia social, mediante la justicia.

EL ciudadano deberá concientizarse con cargo a la escuela, a política de comunicación social del Estado y a los partidos políticos. El Estado es patrimonio cultural de todos; y, deber de cada ciudadano, cooperar para cumplir sus elevados fines.

Temas

  • Reflexión ciudadana
  • Estado
Te recomendamos leer